Al entrar por primera vez en el cementerio de Pomuch es probable sentirse incómodo e incluso asustado al creerse observado por la atenta mirada de decenas de cráneos.
Aunque, durante esos primeros minutos de la visita, la persona que pasea por los estrechos y laberínticos callejones de este camposanto puede estar más preocupada incluso por no tocar y mucho menos tirar al suelo involuntariamente alguna de las cajas que contienen -y muestran- los huesos de los cadáveres.
Porque sí, en este poblado del estado de Campeche, en el sureste mexicano, los restos óseos de los fallecidos descansan todo el año en cajas entreabiertas que reposan en sus nichos del cementerio.
Sin embargo, es en esta época del año, justo antes del Día de Muertos, cuando sus vecinos protagonizan otra curiosa tradición que atrae a cientos de turistas: la limpieza de los huesos de sus familiares.
Este ritual, que en maya se conoce como Choo Ba'ak, se celebra en el pueblo desde hace al menos 150 años, según Hernesto Pool, promotor local de esta tradición.
"Nos basamos en la cosmología maya, que aseguraban que los muertos tenían más allá de una vida. Con esta tradición de tenerle culto a los muertos, entendemos que existe vida después de la muerte, que existe el paso del inframundo y luego regresa de nuevo", le explica a BBC Mundo.