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‘Día de Muertos una celebración para mantener vivas nuestras costumbres y tradiciones’: María Elena Orantes

por Fabián Jiménez
04-11-2024

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Por Fabián Jiménez N.

 

El Consulado de México en Houston fue sede del evento inaugural del ‘Houston Día de Muertos’, una celebración que trasciende fronteras.

 

Este evento no solo rinde homenaje a nuestras queridas tradiciones, sino que también invita a la comunidad a participar en eventos que te llevan en un viaje cultural que celebra la vida y la memoria de aquellos que han partido. En este evento se tuvo la presentación de una pieza de la artista Jatziri Barrón, para celebrar y conmemorar a las mujeres en el contexto del día de muertos.

 

‘La participación de Mauricio Navarro al considerar a la Casa México sede para organizar este evento ha sido enriquecedor para celebrar la diversidad y la riqueza de nuestras raíces’, dijo María Elena Orantes, Cónsul General de México en Houston.

 

Esta tradición es para celebrar el Día de Muertos con toda la comunidad mexicana, celebrando con música, danzas, desfile de catrinas, calaveritas literarias y comida típica de México.

 

Todo esto en un ambiente de alegría, sabores y nostalgia.

 

‘Agradecemos a todos nuestros aliados y los participantes por hacer de este Día de Muertos una celebración para mantener vivas nuestras costumbres y tradiciones’, finalizó.

 

Celebración de Día de Muertos

 

Día de Muertos, tradición mexicana que trasciende en el tiempo

Día de Muertos, una celebración a la memoria y un ritual que privilegia el recuerdo sobre el olvido.

 

En la época prehispánica el culto a la muerte era uno de los elementos básicos de la cultura, cuando alguien moría era enterrado envuelto en un petate y sus familiares organizaban una fiesta con el fin de guiarlo en su recorrido al Mictlán. De igual forma le colocaban comida que le agradaba en vida, con la creencia de que podría llegar a sentir hambre.

 

El Día de Muertos en la visión indígena implica el retorno transitorio de las ánimas de los difuntos, quienes regresan a casa, al mundo de los vivos, para convivir con los familiares y para nutrirse de la esencia del alimento que se les ofrece en los altares puestos en su honor.

 

En esta celebración de Día de Muertos, la muerte no representa una ausencia sino a una presencia viva; la muerte es un símbolo de la vida que se materializa en el altar ofrecido. En este sentido se trata de una celebración que conlleva una gran trascendencia popular ya que comprende diversos significados, desde filosóficos hasta materiales.

 

Su origen se ubica en la armonía entre la celebración de los rituales religiosos católicos traídos por los españoles y la conmemoración del día de muertos que los indígenas realizaban desde los tiempos prehispánicos; los antiguos mexicas, mixtecas, texcocanos, zapotecas, tlaxcaltecas, totonacas y otros pueblos originarios de nuestro país, trasladaron la veneración de sus muertos al calendario cristiano, la cual coincidía con el final del ciclo agrícola del maíz, principal cultivo alimentario del país.

 

La celebración del Día de Muertos se lleva a cabo los días 1 y 2 de noviembre ya que esta se divide en categorías: De acuerdo con el calendario católico, el 1 de noviembre corresponde a Todos los Santos, día dedicado a los “muertos chiquitos” o niños, y el día 2 de noviembre a los Fieles Difuntos, es decir, a los adultos.

 

Cada año muchas familias colocan ofrendas y altares decorados con flores de cempasúchil, papel picado, calaveritas de azúcar, pan de muerto, mole o algún platillo que le gustaba a sus familiares a quien va dedicada la ofrenda, y al igual que en tiempos prehispánicos, se coloca incienso para aromatizar el lugar.