logo
header-add

Disfunción psicológica: causas y tratamiento

por Redacción
05-11-2021

Comparte en

La disfunción eréctil psicológica está asociada al bienestar emocional y mental de la persona que lo padece. En un principio, es normal que por nervios, miedo o preocupación, en un momento concreto, no se haya podido dar lugar la erección. El verdadero problema aparece cuando esta situación se prolonga en el tiempo y comienza a afectar a la relación de pareja.

De esta forma, a pesar del fuerte deseo sexual y de sentirnos atraídos por la otra persona, hay un factor determinante que no te está permitiendo disfrutar de las relaciones sexuales como debería. La impotencia psicológica, además, puede manifestarse como una dificultad para mantener la erección así como para que esta pueda tener lugar.

Es importante que entiendas que si esta situación solo se ha dado en un momento específico durante unas circunstancias determinadas, no es algo a lo que deberías prestarle especial importancia. Esto podría deberse a haber tenido un mal día en el trabajo o estar pasando por una mala racha.

Sin embargo, si se prolonga en el tiempo o está interfiriendo en exceso en la calidad de tus relaciones sexuales, es el momento de ponerse en las manos de un especialista.

Causas de la disfunción psicológica y tratamientos

Conocer la causa de la disfunción psicológica nos permitirá ahondar en aquello que te preocupa y  tratarlo de forma que puedas recuperar tu vida sexual con normalidad. Estas son algunas de las posibles causas.

Ansiedad y/o depresión

Una de las mayores causas de la disfunción psicológica es la ansiedad. Con el ritmo frenético del día a día, el estrés del trabajo o de los estudios podemos caer fácilmente en un estado de depresión o ansiedad que a su vez se traspase al resto de aspectos de nuestra vida. Aquí también influyen muchas de nuestras inseguridades o posibles experiencias traumáticas del pasado. Son todos estos cambios en tus emociones los que pueden estar afectándote.

Esta también puede tener un carácter anticipatorio donde a partir de nuestras inseguridades y miedos comencemos a crear escenarios catastróficos que alimentan la preocupación: “¿Y si no le gusto? ¿Y si hago el ridículo? ¿Y si no consigo que llegue al orgasmo?”. Este sentimiento en exceso afecta a los estímulos que recibe el cerebro, provocando dificultades para conseguir la erección.