
La máxima ley del universo afirma que lo único invariable es que todo cambia. Acordes con el principio inmutable, es necesario dialogar y concluir, si las personas dedicadas a la política, deben tener fuentes ricas para abastecer los conocimientos necesarios y suficientes para robustecer su capacidad para afrontar los problemas inherentes al desarrollo de la función pública.
Históricamente el Legislador ha mostrado preocupación por lo que algunos sectores llamaron capacitación política. Varios institutos políticos, desarrollaron estrategias para que los políticos egresados de sus filas, pudieran en principio, manejar conceptos adecuados para lograr tanto sus fines supremos como los inmediatos.
Los siglos 20 y 21, han sido pródigos en avances científicos y tecnológicos, que han influido de manera importante en la vida de países e individuos. Es oportuno hacer una evaluación para apreciar si ante las transformaciones materiales, han correspondido actitudes congruentes, para enfrentar exitosamente los desafíos que habrán de enfrentarse.
La familia y la escuela, han tenido modificaciones sustanciales que es preciso analizar frecuentemente, para evitar daños ocasionados por la imprevisión. Sin duda es necesaria una reflexión profunda sobre las condiciones en que se desarrollan las nuevas generaciones y, de acuerdo a las conclusiones, tomar decisiones coherentes con la naturaleza de las instituciones afectadas.
Es muy importante, estudiar concienzudamente, las necesidades de las nuevas generaciones, surgidas por una familia modificada en su estructura y funcionamiento, tanto en el aspecto formativo, como en las condiciones materiales en las que se desarrollan las generaciones que surgen de su seno y acuden, en busca de identidad, a la escuela.
Ante las condiciones en las que se desarrolla la sociedad, es necesario que quienes se dediquen al ejercicio de la política, en su acepción más amplia, fortalezcan sus liderazgos, mediante su preparación y que los partidos refuercen sus liderazgos reclutado personas con vocación de servicio e identificadas con el proyecto de país, contenido en la Constitución.
Es tiempo que todos los niveles educativos, se unan en el objetivo de conscientizar a la población en su conjunto, de la importancia de solidarizarse con el proyecto de país, mediante el desarrollo del concepto de la democracia, como forma de vida, fundada en el constante mejoramiento económico social y cultural de la población.
De la misma manera, es deseable que quienes integran los tres niveles del gobierno, unifiquen acciones para concientizar a la sociedad de la importancia de lograr unidad nacional sin ignorar la diversidad.
Para cumplir sus funciones, la familia y sucedáneos, deberán recibir apoyo subsidiario del Estado, científicamente organizado. La realización de los objetivos señalados, requiere de un cuerpo docente, especialmente preparado para coadyuvar en el objetivo de lograr una sociedad preparada, para enfrentar las dificultades que impiden su desarrollo compartido y equilibrado.
Es importante que, desde los grados de educación inicial, se concientice al educando, sobre la necesidad de que asuma: que todo derecho implica una obligación; que el orden, no significa sometimiento ni deshumanización, sino disposición a acatar las leyes naturales y los principios éticos universales, que nos llevan a entender que las normas valiosas, son preferibles, a las prédicas en contrario.
Todo ello, requiere el apoyo de una “clase política” con vocación de servicio; respetuosa de la norma; de las que regulan el trato social; las de moral social; de la libertad religiosa y especialmente de las jurídicas, para garantizar el advenimiento y preservación, de la paz con justicia.