Luis Acevedo
Pesquera
A veces las
coincidencias sorprenden. Hace unos días falleció el cineasta Paul Leduc, de
quien muchos recuerdan por Frida, naturaleza muerta, la película
protagonizada por Ofelia Medina que, además de ser una poética obra redonda y
de gran calidad, en buena medida y de manera involuntaria desató la deleznable Fridamanía.
La amplia filmografía
de Leduc fue notable, especialmente por ofrecer siempre al espectador una
postura analítica, crítica y comprometida, especialmente en sus documentales
como en Las historias prohibidas de Pulgarcito que, a partir del discurso
poético de Roque Dalton del que toma también el título, narra la historia de El
Salvador desde la Conquista hasta la guerra de los años ochenta.
Pero es con la
imprescindible Reed México Insurgente en donde deja ver su visión
revolucionaria del cine y de la vida.
La película,
filmada en insólitos entonces tonos sepia, significó entonces un proceso
innovador mediante el cual se describen diversos episodios de la revolución
mexicana desde la perspectiva de un periodista estadounidense quien decide
acompañar a Pancho Villa en su lucha.
Paul Leduc traduce
los diálogos y las batallas que describe John Reed en su gran crónica México
Insurgente y que en la cinta es protagonizado por el actor Claudio Obregón quien
hace imaginar las necesidades, los gestos, las angustias y la extrañeza que
puede significar para un extranjero (en todos los sentidos) de un movimiento
estrictamente mexicano y que se logra a partir de un guion elaborado por Emilio
Carballido, Juan Tovar y Carlos Castañón con la fotografía excepcional de
Alexis Grivas.
El libro de John
Reed, que entre otros forma parte de los clásicos de la narrativa literaria y
del periodismo mundial, sería en la vida real el antecedente de otra obra
capital del periodista estadounidense: Los diez días que conmovieron al
mundo, que narra el estallido de la revolución Rusa.
Y aquí es en
donde convergen las coincidencias porque si es octubre el mes en el que fallece
Paul Leduc, también en esta fecha que se cumple el centenario de la muerte de
John Reed, quien es considerado uno de los más destacados cronistas de las dos
grandes revoluciones del Siglo XX. También a Leduc se le consideró el mejor
narrador cinematográfico de las revoluciones.
De John Reed
vale la pena recordar que también fue un destacado activista del cambio y un
perseguido político en su país por su simpatía con el socialismo soviético.
Sus biógrafos
consideran que su pasión por los movimientos sociales, los compartía con la
agitada y, al mismo tiempo, abnegada pasión con Louise Bryant, una escritora
feminista y defensora del amor libre, con quien compartió intensas
persecuciones en Estados Unidos, pero también del frío, la pobreza y la
relativa tranquilidad que le ofreció Rusia hasta su muerte por tifo hace 100
años.
También dicen
que su ingenuidad, su desinformación y su terca parcialidad no era
suficientemente respetado por los periodistas estadounidenses, aunque en el
mundo lo reconocían y buscaban por la calidad narrativa de sus crónicas en las
que exponía el con gran simplicidad aún el contexto más complejo de los
acontecimientos.
En Rusia, dicen
era íntimo amigo de Lenin, precisamente por su capacidad de traducir la
complejidad en un lenguaje sencillo y entendible por todos. Aunque, al parecer
era débil en sus convicciones, acató sin discusión la orden girada por Trotsky
cuando se pronunció en contra de la libertad de prensa y de la libre expresión.
Parte de ese
carácter de John Reed, coincidentemente, lo describió Leduc magistralmente en Reed,
México Insurgente en una de las escenas climáticas.
Siempre presente
y analítico de la realidad, en 2016 al recibir el Ariel de Oro Paul Leduc
censuró la negligencia de las autoridades federales y de los legisladores para
apoyar al cine mexicano. Al concluir su discurso, anticipó con una frase
premonitoria: “Pos entonces va pa’ tras, apá, esa chingadera no pasa. Cine
mexicano va pa’tras, no pasa. Ni te preocupes apá”.
Como si hubiera
imaginado lo que pasaría en 2020 con los fideicomisos.
@lusacevedop