Mauricio Valdés
Electoral y políticamente hablando, estamos como en La
Odisea de Homero. En esos días en que el barco de Ulises se acerca al lugar más
peligroso. En esa región donde las sirenas atraen con su canto a los marineros,
quienes atraídos se dejan llevar y se resignan a que el barco se estrelle
contra las rocas, y al hundirse su nave, los marineros son devorados. Pero la
astucia de Ulises les salva, porque sus marinos tienen los oídos tapados con
cera para evitar ser hechizados por el canto, y él mismo se amarra al mástil,
para evitar someterse a su encanto y evadir el peligro.
Así como hace 2,800 años, muchos esperan lograr la verdadera
odisea reservada para unos pocos. Todo dependerá de su estrategia política, sus
tácticas y su equipo. Si es que algún día tuvieron.
Llama la atención que la competencia electoral, hasta
ríspida, se halla concentrada en unos cuantos municipios del Estado de México.
En unos es entendible por los distritos electorales que incluyen, tanto
federales como locales, pero en otros pareciera que se intenta una especie de
“criba” electoral, para desplazar a algunos personajes con miras a la elección
de gobernador. La lucha se ha iniciado.
Surgen las sospechas, como en mi tierra, Texcoco. La
intensidad del activismo y los cuantiosos recursos económicos, tal vez
rebasando hasta los límites legales de gasto. Un partido que hasta hace poco no
tenía ni comité municipal, ni oficinas, como el Verde, que ha ido construyendo
su fuerza principalmente con la alianza de los inconformes, que desde luego se
vale, aunque sea solamente para una campaña. El PRD que lucha intensamente,
aunque con notoria desventaja. Un PRI disminuido. Un PAN casi invisible. Y los
demás candidatos parecen con carácter testimonial, en un municipio conquistado
hace muchos años para lo que hoy es Morena.
Al final de la contienda, veremos en los resultados
electorales de cualquier municipio o distrito el mismo secreto. El ganador se
diferenciará de los demás competidores en que su estrategia y tácticas fueron
más permanentes y eficaces para organizar a sus cuadros y simpatizantes que el
dinero, porque lograron una cooperación colectiva flexible. Eso hará la
diferencia: una gran obra colectiva.
Como en el juego de ajedrez, se deben considerar tres etapas
principales: apertura, medio juego y final. No se trata de un ir y venir sin
rumbo, y menos cuando sea. El objetivo es fundamental, el rumbo también. Se
pueden dar miles de pasos en el camino equivocado, por ello, es preferible dar
pocos pasos en el camino correcto. Porque cuando se llega al final de la
competencia, comienzan los cantos de sirenas, voces que pretenden apartarnos
del rumbo seguro, que pueden desviar la campaña hacia el despeñadero. Tiempo y
paciencia.