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El condón no es lo mío

por Redacción
12-10-2021

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Evidentemente, partimos del derecho sexual y la libertad esencial de cada persona –hombre o mujer- a optar por el método anticonceptivo deseado o preferente. No solo por una cuestión ética, sino también porque a nivel médico, lo que puede ser adecuado para una persona, puede estar incluso contraindicado para otra.  

A partir de ahí, el sentido común nos dice que para escoger algo como preferente o favorito, deberíamos basarnos en un criterio lógico, científico y, sobre todo, adecuado a nuestra salud y bienestar personal. Por tanto, sin recibir una información sexual de calidad y rigor científico, no estaremos preparados para poder escoger apoyándonos en un criterio fiable.  

En este sentido, conviene recordar sobre todo a muchos jóvenes -que parecen ahora más reacios que nunca a proteger y protegerse- una magnífica noticia científica (algo que, por otra parte, nos viene como agua de mayo en tiempos de pandemia): el caso del condón o preservativo es ese caso especial en el que podemos decir, con total seguridad y certeza, que evita, además de las serias consecuencias de los embarazos no deseados, enfermedades leves, enfermedades graves y muertes.  

Evidencia científica sobre el condón

Concretamente, los datos publicados por la OMS en junio de 2020 nos dicen que: 

Los preservativos son el único método anticonceptivo que puede evitar tanto el embarazo como la transmisión de infecciones de transmisión sexual, incluida la causada por el VIH. 

Si bien es cierto que la OMS incluye algunos métodos hormonales y quirúrgicos (esterilización) como muy eficaces, los métodos de barrera son, sin duda, la mejor elección en los siguientes casos:

  •     Cuando decidimos evitar posibles complicaciones y efectos secundarios derivados de otros métodos.
  •     Cuando los tenemos contraindicados por nuestro médico.
  •     Cuando no tenemos pareja sexual estable.
  •     Cuando optamos por un método más versátil, rápido y cómodo a nivel de uso y de protección general.


De hecho, de entre todos los métodos anticonceptivos contemplados por el estudio de la OMS, el preservativo masculino (usado de forma constante y correcta) tiene un nivel de eficacia bastante superior a métodos tan populares como ineficaces, como son los métodos basados en el calendario de fertilidad o “método Ogino” (método de los días fijos, método de los dos días) y, por supuesto, superior también a la “marcha atrás”. 

¿Marcha atrás? No, gracias

La marcha atrás es una práctica que incluye la OMS en su estudio. Sin embargo, la experiencia clínica nos demuestra a los sexólogos que ni siquiera “merece” ser considerada “método anticonceptivo”. Esta práctica de riesgo alcanza, de hecho, una tasa de 20 embarazos por cada 100 mujeres. Además de esto, las consecuencias negativas que tiene el mantenimiento de esta práctica para la salud sexual están ampliamente demostradas: 


  •     Embarazos no deseados. 
  •     Problemas de erección. 
  •     Problemas de control eyaculatorio (eyaculación precoz, eyaculación retardada) que alteran la capacidad de atender a las sensaciones preorgásmicas.  
  •     Problemas psicológicos en el hombre, derivados del estrés que supone estar alerta para no eyacular intravaginalmente (rol de espectador, ansiedad de ejecución, etc.). 
  •     Problemas emocionales derivados de las posibles dificultades sexuales anteriores (frustración, rabia, culpa, sensación de indefensión…) 
  •     Problemas de pareja: a veces, el estrés experimentado de forma recurrente por el hombre en las relaciones sexuales en las que recurre a esta práctica, puede acabar interfiriendo en áreas clave de la relación de pareja: comunicación, confianza, complicidad, etc. 


La talla y forma del condón importan

Por otra parte, sabemos que muchos hombres manifiestan sentirse incómodos con la sensación de tener puesto el preservativo. No obstante, tras evaluar detenidamente estos casos, comprobamos que la mayoría de las veces se debe a no usar un preservativo con el ancho o la forma adecuada.  

En otros casos, pueden estar manteniéndose además falsas creencias que refuercen a nivel cognitivo esta sensación subjetiva de incomodidad física. (El famoso mito de que el condón interfiere en el placer sexual). O se puede haber producido un condicionamiento aversivo por asociación con alguna experiencia sexual negativa previa. Todos estos casos se pueden tratar con terapia sexual.  

Ventajas de usar el condón

En cualquier caso, la industria del preservativo se encuentra en el momento de mayor evolución de su historia. Esto nos ofrece ventajas significativas de las que todos podemos beneficiarnos, como estas: 


  •     No necesita receta médica. 
  •     Es muy económico.  
  •     Reduce eficazmente el riesgo de embarazos no deseados si se usa correctamente. 
  •     Reduce eficazmente el riesgo de ETS si se usa correctamente.  
  •     Existe una amplia gama de modelos en el mercado, permitiendo una agran adaptación a las necesidades particulares de cada persona.  
  •     Puedes optar por los condones sin látex si tienes alergía al látex.
  •     Evitas los efectos secundarios de los métodos hormonales y las intervenciones quirúrgicas.