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El magisterio, una bomba de tiempo en Veracruz

por Mar Morales
07-11-2022

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Peor o igual que pactar con el diablo es hacerlo con los sindicatos.

La burocracia es pesada, un lastre que hemos cargado por décadas los mexicanos.  

Elba Esther Gordillo, a quien muchos daban por muerta, revivió y reculó faroleándose como reina en cada esquina y soltó la sopa: ella, de un manotazo y ayudada por líderes charriles, ordenó apoyar en 2018 al ahora gobernador del estado, Cuitláhuac García Jiménez para llegar al puesto. 

Y hoy se la quiere cobrar.

Para Gordillo, que nunca ha conocido ni por asomo el pudor y la decencia, los favores se pagan, cueste lo que cueste.

Pedir ayuda al magisterio en manos de Gordillo Morales es  una deuda que no debe quedarse sin saldar.

No estamos hablando de poca cosa.

Elba Esther presume que ayudó al actual presidente con dos millones de votos en Veracruz y a Cuitláhuac con un  millón 600 mil votos.

Y quiere que se le pague con poderío para el 2024 .

No es casualidad, dicen, que los maestros  anden envalentonados por el pago atrasado de su salario, lo cual debe resolverse, es verdad, pero no  con gritos y sombrerazos. 

Hoy las escuelas de Xalapa, en paro de actividades y tomadas por maestros furiosos, daban cuenta de la urgencia del diálogo entre el gobernador y los líderes sindicales, diálogo que el morenista ha pospuesto o de plano rechazado, pese a los intentos del secretario de Educación, Zenyazen Escobar de atender a los maestros y acelerar el pago tardío y templar  los ánimos.

En Boca del Río también hubo problemas, pues los docentes tomaron las instalaciones de la delegación regional de la SEV por el mismo motivo.

La petición de los maestros es justa… lo injusto es la manipulación por debajo del agua de la antigua lideresa, quien con seguridad pedirá el cobro de sus favores apoyando a la oposición, lo cual sería un desastre para el partido guinda.

Nos guste o no, es lo que hay: una infructuosa e innecesaria lucha de poderes usando los sindicatos más rancios: el magisterio.

La urgencia del diálogo está ahí. También la urgencia del pago.

El tiempo pasa y el momento llega: con un tic tac el reloj nos dice que el 2024 está a la vuelta de la esquina y hay que resolver a la de ya esta situación, pues no solo los maestros están sentados en un barril de pólvora. En la misma posición estamos todos y si los rumores que la enclencle oposición buscará un candidato “de unidad” para derrotar a Morena en Veracruz son ciertos y el magisterio volteará bandera para buscar cobijo en otro bando, el desastre toca la puerta.

A tiempo, señores, están a tiempo.

Más adelante, ni llorar será el remedio.