José Luis Camacho Acevedo.
Durante tres días la versión de que, por fin, Florencia Serranía habría renunciado como directora del Metro después del “incidente” de la Línea 12 que costó la vida a cerca de 20 personas y que ha dejado sin el servicio a miles de habitantes de la urbe, la mayoría de ellos de escasos recursos, fue la comidilla de los comentócratas más avezados del medio comunicativo de nuestra aldea.
Sin duda Serranía es un personaje que sigue gozando de toda la confianza política de la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum.
Hasta el momento de escribir estas notas, la oficina principal del palacio del Ayuntamiento, donde despacha la doctora Sheinbaum, no ha confirmado la dimisión de la todavía Directora del Sistema de Transporte Colectivo de la CDMX.
Se dice que en política une más una complicidad que una amistad.
Y por la sobreprotección que Sheinbaum ha dado a Serranía, lo que proyecta es la impronta de que parecen más unidas por complicidades que por una pura amistad.
No pocos advertimos que, casualmente, (aunque en política aseguran que las casualidades no existen) el reportaje del NYT sobre el accidente del Metro en la Línea 12, contieneprácticamente lo mismo que el primer reporte que dieron sobre el “incidente” los técnicos noruegos de NV-GLDNV que se contrataron para que realizaran los peritajes pertinentes.
Esa “casualidad” es en realidad lo que parece ser una clara filtración al NYT de quien tenía acceso a los trabajos de los noruegos.
Y, probablemente, de allí viene la decisión presidencial de que solamente el propio Ejecutivo, daría a los medios de comunicaión los acuerdos que se tuvieran con las empresas que participaron en la construcción de lo en su momento fue llamada la Línea Dorada.
Y el anuncio lo hizo López Obrador después de un cónclave celebrado por el propio AMLO, la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum y uno de los participantes en la ejecución de la Línea 12, el empresario Carlos Slim.
Al parecer el grupo Carso apoyará la pronta reparación de los daños.
Y Slim lo hace en apoyo de la gente, pero también del presidente.
Datos en poder del redactor de estas notas señalan que el llamado acuerdo consorcial, ICA, Carso y Alstom, le daba a la empresa de Gilberto Borja Navarrete casi el 85% de la obra, a Carso algo como el 10% y a la francesa Alstom, que en ese tiempo tenía como CEO a Cintia Angulo, apenas un 5%.
Y mientras sigue el misterio de Florencia Serranía, el presidente se saca de la manga un nuevo distractor.
Subterfugio que seguramente divertirá a muchos, y al que con la malicia periodística que lo caracteriza, el gran Joaquín López Dóriga ha bautizado como “el mentirómetro de AMLO”.
Feliz fin de semana con el Covid con una ligera alza.
No baje la guardia.