En menos de un mes, 242 microsismos sacudieron las tierras del estado de Michoacán. Algunos de ellos fueron tan sutiles, que difícilmente fueron percibidos sobre la corteza terrestre.
La gente pudo continuar sus vidas como si nada estuviera sucediendo. Lo que no se imaginaban es que, con esos movimientos telúricos mínimos, las profundidades del planeta estaban augurando el nacimiento de un nuevo volcán en México.