Raúl Contreras Bustamante
Compartiendo una frontera de más de 3,200 kilómetros con los
Estados Unidos, nuestro vecino país del norte no sólo es nuestro socio
comercial más importante, sino también el principal destino de los migrantes
mexicanos y del resto del continente. México ocupa el segundo lugar mundial en
emigración, con 11.8 millones de personas, sólo detrás de India.
A poco más de un mes de haber asumido la presidencia del
país más poderoso del mundo, Joe Biden enfrenta grandes retos. El fenómeno de
la migración irregular de miles de personas de origen latinoamericano que
buscan llegar a suelo estadunidense en busca de mejores oportunidades de vida,
es uno de los más importantes.
Durante su campaña presidencial, Biden prometió revertir
muchas de las medidas migratorias impuestas por Trump e impulsar una nueva
reforma migratoria al llegar a la Casa Blanca y ya envió la iniciativa al
Senado, donde se pronostica que enfrentará una férrea resistencia por parte de
los republicanos.
La reforma pretende beneficiar a 11 millones de migrantes
indocumentados y regularizar su situación en ocho años. De igual forma, busca
extender el programa de acogida de los refugiados, así como facilitar el acceso
de los jóvenes llamados dreamers —que suman cerca de 700 mil en toda la Unión
Americana— a una residencia permanente y de manera eventual, la obtención de la
ciudadanía.
El tema de los migrantes es muy relevante para los mexicanos
y su gobierno. Las remesas enviadas por nuestros paisanos son vitales para la
viabilidad de nuestra economía, ya que en el año 2020 fueron la segunda fuente
de ingresos más importante —con más de 40 mil millones de dólares— superando a
la venta de petróleo, la inversión extranjera y el turismo. Y para este año se
estima que habrá un incremento de 8.4 por ciento.
Para analizar el complejo panorama migratorio en los Estados
Unidos, la Facultad de Derecho y la Dirección de la UNAM en Chicago organizaron
esta semana un conversatorio con Kalman Resnick, reconocido abogado experto en
temas de migración de gran reconocimiento internacional.
A decir de Resnick, Estados Unidos sabe que gran parte de su
desarrollo económico depende del trabajo de los inmigrantes en todos los sectores
de la economía. Sin embargo, el país se encuentra muy dividido y el conflicto
no estriba en ello, sino en el miedo que sienten los grupos blancos que
mantienen el predomino político de perderlo ante otros grupos raciales, si los
migrantes irregulares llegan a tener derechos al recibir la residencia
permanente y el acceso a un camino hacia la ciudadanía.
El profesor externo de la UNAM en Chicago señaló como
ejemplo de ello, que se puede observar que hay muchas limitaciones artificiales
al derecho de votar que los republicanos están usando para bajar los números de
electores de las comunidades afroamericana, latina y los indígenas. Prueba de
ello, es que en muchos estados se han hecho reformas legales para hacer más
difícil el derecho al sufragio de estos sectores de la población.
En el conversatorio se dijo que la reforma migratoria no va
a ser tan rápida y tersa como sería deseable, ya tanto republicanos como
demócratas cuidarán con mucha cautela su propia reelección y serán moderados
para no ganarse enemistades del electorado que piensa de una forma
conservadora.
Por último, se concluyó con que los cambios en materia
migratoria que busca el gobierno del presidente Biden, aunque esperanzadores,
deben ser mirados con cautela y realismo, pues el tema de la migración no tiene
una amplia aceptación entre la ciudadanía norteamericana.
Como Corolario, la frase del inmortal Aristóteles: “La
patria de cada hombre es el país donde mejor vive”.