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Afirmaba Humberto Eco, cuando Estados
Unidos bajo el gobierno de George Bush,
decidió que Italia iría con ellos a la guerra
contra Irak, que no era una cuestión de
personajes, que era una antropología
cultural y política entre naciones, una
práctica a la que está acostumbrado el
llamado país más poderoso de la tierra y que
es realidad la aplicación de la ley del más
fuerte de un país a otro.
La carta del Mayo Zambada amenazando al
gobierno de Claudia Sheinbaum de que si no
lo extraditan “se colapsarán las relaciones
con los Estados Unidos”, sin que los
abogados del capo tengan, por supuesto, la
menor idea de qué significa una actitud que
en realidad es una manifestación de la
antropología cultural mencionada por Eco,
lo que revelan subconscientemente es el
miedo de Zambada de que se le aplique la
pena capital.
“Negar mi solicitud de repatriación o de no
aplicación de penas prohibidas y
trascendentales tendría como consecuencia
aceptar la subordinación al gobierno
norteamericano (…) si el gobierno de México
no actúa el suscrito, seré condenado a pena
de muerte sin lugar a ninguna duda".
En su estilo de analista político culto y
sensitivo, Liébano Saénz dice en su columna
del pasado sábado en Milenio, que lo que
ocurre es un diferendo entre países y no
entre personajes (en el presente caso, entre
Claudia Sheinbaum y Donald Trump).
Y el pronóstico de Francisco Garfias, con el
que coincido plenamente, es en el sentido
de que es prácticamente imposible, que “los
gringos acepten soltar al Mayo”.
Ya tienen al Chapo en las Rocallosas,
después de que se lo “regalara” Peña Nieto
a Obama.
García Luna está alargando su agonía por la
vía de los alegatos jurídicos que poco le
servirán ante el implacable juez Cogan.
Ya ni Peña ni López Obrador son los
personajes que “representen al estado
mexicano”.
Ahora ni Sheinbaum ni Trump, para el solo
caso del ultimátum de Zambada, no son
quienes representen a sus respectivas
naciones, sino que son actores atrapados en
una circunstancia por todos lados disruptiva.
La “amenaza” de El Mayo, en ese contexto,
no es un tema para que lo analice la FGR.
La respuesta obvia es la que debería dar el
Canciller Juan Ramón de la Fuente diciendo
que México no interviene en las decisiones
que tomen las cortes de otros países, salvo
que esas decisiones afecten los derechos
humanos de un connacional.
¡Para que tanto Brinco estando el suelo tan
parejo¡
EN TIEMPO REAL.
1.- La vacilada en que acabará por
convertirse la elección de jueces,
magistrados y anexas del Poder Judicial,
tiene un elemento, ese sí, de interés nacional.
Y no es otro que el desperdicio de miles de
millones de pesos que se tirarán por el caño
en un “ejercicio inédito” cuyo resultado es
por demás previsible.
2.- La mano que mece la cuna en el cónclave
acapulqueño contra Félix Salgado
Macedonio, es Héctor Ulises García Nieto,
quien fue encargado de las redes
guerrerenses en la campaña de la hoy
presidenta Claudia Sheinbaum. Héctor
Ulises y sus acompañantes, dejan sentir que
el proyecto que construyen es la
candidatura de Beatriz Mojica para que sea
la siguiente gobernadora de ese Estado.
3.- Los resultados que entrega Marcelo
Ebrard en su difícil encomienda de negociar
exitosamente el nuevo T-MEC, merecen una
revisión a fondo toda vez que están
trazando la ruta a seguir teniendo enfrente a
contrapartes, que son la manifestación
misma del voluntarismo político, como
Donald Trump, y el estrambótico neo
estratega político mundial, Elon Musk.