
Felipe León López
La salud del jefe de Estado y de
gobierno de México es un asunto de seguridad, estabilidad y de credibilidad
para los días y meses que siguen. Es pocas palabras, es un ASUNTO DE ESTADO, es
decir, incumbe no sólo al gobierno sino a todos.
A penas lo dio a conocer personalmente
por Twitter que estaba contagiado por el virus de coronavirus, el presidente de
México Andrés Manuel López Obrador fue objeto de deseos de recuperación, de una
campaña de #FuerzaPresidente en redes sociales y un inusitado golpeteo de odio
sus detractores y cuentas que le son adversas, en la que cuestionaron la
veracidad de su enfermedad y hasta el supuesto timing político para salirse de
los problemas derivados de la pandemia.
Cierto, se han querido justificar los
ataques, mofas y hasta desconfianza sobre el contagio debido a que durante toda
la situación de la pandemia en México han prevalecido mensajes propagandísticos
netamente políticos por encima de los científicos y de salud pública, y han
destacado desde frivolidades hasta desdén a la gravedad del impacto del virus
en nuestra sociedad (detente, como anillo al dedo, la empatía y la resiliencia
son neoliberales, entre otros).
Sin embargo, y sin esperar una disculpa
a los mexicanos dañados por la pandemia por estos malos modos en que se trató
el mensaje gubernamental sobre la salud pública, la circunstancia actual con
que en este momento debe servir para que el gobierno dé un giro a la forma en
que se ha venido operando.
En octubre de 2018, en una entrevista de
Gabriel Sosa con Jesús Ramírez Cuevas, previo a asumir el cargo como
Coordinador General de Comunicación Social de la Presidencia, delineó lo que
sería su gestión y la instrucción del candidato ganador: “El gobierno de Andrés
Manuel López Obrador recibió un mandato ciudadano de transformación de la
República, y en el caso de la comunicación gubernamental se buscará que sea
bidireccional, recíproca, abierta, transparente”, afirmó. “La voluntad expresa del respeto a los
derechos de la información y de la libertad de expresión, reconociendo la
pluralidad de opiniones en un debate abierto de los asuntos públicos del país”.
Es momento de ponerlo en práctica.
Las especulaciones y campañas de
desinformación sobre el contagio del primer mandatario no han cesado desde el
24 de enero, generando inquietud en diversos sectores del país. Por eso, quien
esto escribe, sugirió que dada la relevancia con que están corriendo las tesis,
rumores, columnas y campañas en redes, era urgente y necesario que la titular
de Gobernación, el jefe de Comunicación Social, de la Cancillería, de Salud y
de Hacienda, tuvieran que instalar un Comité de Crisis para informar con
precisión sobre la situación de la salud del presidente México, el cual tendría
que operar con los siguientes asuntos:
1)
Información
científica, clara, precisa y contundente sobre origen del contagio, desarrollo
y situación de salud del mandatario al menos cada ocho horas.
2)
Un comité de
crisis que dé a conocer el estudio practicado, los días de contagio, las
personas con quienes tuvo contacto desde el primer síntoma, los funcionarios y
líderes partidistas y operadores políticos con quien tuvo reunión, además de
los pasajeros y personas que posiblemente se le acercaron en los vuelos a
Monterrey y de San Luis Potosí.
3)
Los medios públicos
deberían integrarse como parte este gabinete de crisis para ser el comité de
difusión sobre la salud del presidente de la República, generando certidumbre y
apagando las campañas de desinformación, en lugar de ser sólo instrumentos para
propaganda y contrapropaganda.
Los vacíos de información están
desatando rumores fundados e infundados, cuando lo que se requiere es
INFORMACIÓN PRECISA, CONTUNDENTE Y OPORTUNA.
Contacto: feleon_2000@yahoo.com