Pero ya sabemos que hasta los partidos en casi desaparición, como el PRD, obtienen del INE cantidades millonarias (este año le otorgarán casi 400 morlacos de pesos) que dilapidan sus dirigentes en comilonas, camionetas de alto cilindraje y vestimenta muy elegante.
El antiguo partidazo, obtendrá del mencionado instituto cerca de mil ocho millones de pesos, 21 milloncejos menos que el PAN.
Aunque, habría que decir que los gobiernos estatales también contribuyen con cantidades importantes para esos organismos que representan a una clase política que es casi la misma desde hace más de cuarenta años.
También les proporcionan dinero de nuestros bolsillos, los gobiernos que están ligados a los partidos que llegaron por determinadas siglas, aunque esto lo hacen de manera soterrada, como fue el caso de César Duarte en Chihuahua y la Operación Safiro (Saneamiento Financiero), que ahora está de cabeza debido a la mandataria: Maru Campos.
En estos terrenos, el PRI antes omnipotente (Renato Leduc, dixit), sólo cuenta con los gobiernos del estado de México y Coahuila, donde habrá elecciones en 2023, y el de Durango. Es decir, va a la baja en serio.
Y como ya no puede obtener dinero de sus afiliados gobernantes, recientemente tuvo que pedir dos préstamos de 40 millones, el primero, y de 100 millones de pesos, el segundo, para reestructurar sus deudas, y dejar en manos de Alito 178 millones, que servirán para campañas de sus cuates y hacer negocios.
Con estos 140 millones, el tricolor ya está endeudado por 347 millones, ya que el Banco Azteca, inicialmente, y luego el Banco Afirme, le habían dado préstamos.
Así pues, la onerosa cantidad que otorga el INE, más las que les proporcionan los gobiernos estatales, no sirve para hacer las campañas políticas de aquí al 2024. Lo que muestra la falta de arraigo, ya que una muy buena parte será para que los medios impresos y electrónicos sean los que reciban las carretadas de dinero.
Teniendo ese tipo de informadores, entendemos plenamente que haya dado cifras exageradas acerca de la importante marcha del 13 de noviembre con la consigna: “El INE no se toca”. Algunos dijeron que marcharon más de 600 mil personas.
Claro, a quienes les importa dicha agrupación es a los beneficiarios de que miles de millones de pesos se distribuyan para los negocios de unas 15 familias que controlan radio, televisión, impresos y redes sociales.
Para obtener los nuevos créditos, el PRI dejó como prenda el antiguo edificio de la CNOP (¿alguien sabe si todavía existe?) que está en Lafragua y el Monumento a la Revolución, colonia Tabacalera.
El edificio desocupado hace ocho años, fue adquirido en 1988, pero debido a varios sismos y la falta de militancia real del PRI, se encuentra en ruinas. Aunque lo valioso es el terreno.
Igual que la sede central priista, de Insurgentes Norte, cuyos edificios están semivacíos porque ya nadie acude a pedir chamba o adherirse a una organización que no representa más que los desechos de un sistema político que tuvo importancia mundial.
Estas ruinas que ves, como decía Jorge Ibargüengoitia, son parte de una organización cuyos militantes únicamente pensaron en sus beneficios y no en la construcción de un México realmente moderno.
¡Mucho ojo, adeptos de otras agrupaciones que no toman en cuenta a los ciudadanos!
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