
No necesita luz neón ni marquesina. Le basta un brochazo decidido, un color rebelde y una declaración de lo que ahí se ofrece: tacos, tortas, jugos, licuados, helados y lo que se venga en gana, pues todo cabe en un rótulo sabiéndolo acomodar.
Estos lienzos urbanos nacen del ingenio y el oficio, pero, sobre todo, de las ganas de salir adelante, esa fuerza aguerrida que llevan los mexicanos para levantar un proyecto, puesto o negocio. Cada rótulo cuenta su propia épica: un trompo al pastor que promete un 3x2, unas supertortas que vencen el antojo o el corte de cabello más chido de la colonia.
En Bankaool, vemos en cada rótulo una historia de perseverancia, por eso hacemos un homenaje a ese espíritu en nuestra forma de comunicarnos. Hoy te contamos por qué inspira nuestra identidad bien mexa.
¿Cómo surge el rotulismo en México?
Pintar la historia del rotulismo nos llevaría varias cuadras de la capital del país, pero aquí tienes una versión resumida. Siglos atrás, se le conocía como pintor de letreros, una expresión que encapsula sus rasgos principales: se trata de un oficio y, por lo tanto, de un aprendizaje heredado de maestro-aprendiz, y letreros por la función comercial, anunciativa y mercantil, de indicar qué se prepara, vende u ofrece.
Si bien este oficio de pintar letreros surgió en Europa y en las colonias de América durante el siglo XVIII, en México tuvo un auge a comienzos del siglo XX tras el porfiriato. En ese entonces la publicidad era prácticamente un lujo. Las grandes tiendas de antaño podían pagar un anuncio en el matutino impreso, pero no las tiendas de la esquina ni el puesto de jugos de Doña Chuy.
¿Cómo competir en una ciudad que aún se engalanaba con su afrancesamiento y pronto recibiría a las grandes franquicias estadounidenses de hamburguesas, pizzas, centros comerciales y fast food? La respuesta: tomar las calles, pero no de la forma que conoces. Tomar las calles como un reclamo de lo que es nuestro, el espacio: la pared desnuda, el vidrio traslúcido o la cortina inmaculada. Entonces la ciudad se convirtió en lienzo.
Mexicanos rotulados por sí mismos
Un rótulo no pide permiso. Como un mexicano valiente que entra al metro en hora pico, así un rótulo se abre paso donde le plazca: en la entrada de una peluquería, en la vitrina de una heladería, sobre las frutas en un tianguis… Su comunicación no responde a códigos institucionales, para él la única “regla” es capturar la atención con su tipografía, color y diseño en espacios públicos.
Los rótulos son ejemplos de la gráfica popular y eso significa que no son agregados temporales al paisaje urbano. Son parte de él. La vivacidad, el color y el mensaje, escrito entre el humor y el fin comercial, son parte del día a día de los mexicanos. “En la rotulación —dicen Checa-Artasu y Castro— las letras […] se convierten en imágenes y estas sazonan los muros y las calles de la ciudad. En esta metamorfosis, las letras ya no pertenecen al lenguaje, sino a la ciudad”.
Un rótulo habla como tú. No usa frases domingueras ni echa choro. Habla directo y simple y, si tiene que gritar como un mexicano atorado en el tráfico, lo hace. HOY NO SE FÍA, en grande para que se vea. SUPERTORTAS, en rojo-tocino, rojo-jamón y rojo de la enchilada rica que te vas a poner. Y si no es suficiente, ahí está la imagen de la torta, el trompo al pastor en llamas o el “rayo macuin” que asegura que tu Chevy quedará de lujo. El chiste es que el mensaje sea claro.
Contra un México rotulado
Nosotros los pobres rotulados; ella, nuestra némesis. Sandra Cuevas, originaria de la CDMX, creció rodeada de este arte en el Barrio Bravo de Tepito. Cuando estrenó su cargo como alcaldesa de la Cuauhtémoc, implementó un plan de “mejoramiento visual urbano” o, aquí entre nos, un graficidio. El propósito era despojar a los puestos de la alcaldía de esta gráfica popular, homogeneizándolos a una imagen pulcra y sin color.
La des-rotulación de los comercios de la zona trajo fuertes críticas por comerciantes de la colonia, vecinos y ciudadanos de la capital, quienes protestaron, valga la ironía, con carteles llamativos en las calles y en redes sociales: #ConLosRótulosNo. Sin embargo, fue hasta el término del cargo de la alcaldesa que el color regresó a los puestos, marcando este suceso como un atentado contra la cultura gráfica de la capital.
Bankaool, un homenaje al rotulismo
En México, las ciudades se narran a mano alzada, a gritos de color que estallan en taquerías, coctelerías y cafeterías. Los rótulos son más que anuncios: son impresiones de fuerza; son testimonios de la capacidad de los mexicanos de superar adversidades, porque al que madruga, un rótulo le ayuda. Ese es el espíritu que en Bankaool queremos honrar. Celebramos a quienes se atreven a soñar con un negocio propio y a quienes trabajan para lograrlo. Al igual que los rótulos, creemos en lo auténtico y en poner a las personas al centro. Bankaool siempre es mexa.
Fuentes consultadas
Checa-Artasu y Castro. (2015). “El rótulo popular, común denominador del paisaje urbano en méxico”, en Estudios históricos sobre cultura visual. Instituto Mora.
Roy-Pinot, R. “Ciudad rotulada. Los rótulos como expresión socio-urbanística”. Lupa. [En línea]. https://www.luuupa.com/arte/ciudad-rotulada
Salazar, J. (2022). “La-Lista sobre el borrado de rótulos en la alcaldía Cuauhtémoc”, en La-Lista.