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El tiempo de las mujeres… ¿En la UNAM? II

por Redacción
25-10-2023

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Por Daniela Castañeda Chico

 

Patricia Dávila tiene 37 años sin salir de la UNAM, Laura Acosta es una interesante promesa para el futuro universitario, pero necesita salir de León, y Guadalupe Valencia, la coordinadora de Humanidades, tiene una larga y sólida carrera académica, pero nada más. 

 

El asunto es aún más delicado que el origen universitario, ajeno a la UNAM, de Dávila y Valencia. Se trata de la falta de experiencia profesional más allá de los cubículos, las aulas y la burocracia universitarias.

 

La UNAM de los próximos años navegará en las aguas más turbulentas que la institución haya enfrentado desde aquellos años en que rechazó la pretensión gubernamental, expresada por Vicente Lombardo Toledano, de asumir el socialismo como base ideológica de la educación que impartía. Eran los tiempos del cardenismo y la respuesta del gobierno a esa defensa de la autonomía fue feroz: canceló las transferencias presupuestales a la UNAM.

 

La UNAM de hoy ya conoció el acoso gubernamental y, por los rumbos que la política nacional ha tomado, es muy probable que lo siga padeciendo, incluso intensificado, durante el año que le queda a López Obrador, y en el siguiente sexenio si la ventaja de Morena en las encuestas se traduce en votos. Pensar en la UNAM como un monolito es desconocer su esencia y su comunidad, una rectoría plegada a la 4T solo provocaría protestas, caos y resistencias sin fin en la institución, pues los jóvenes universitarios, siempre contestatarios, tomarán en sus manos, y de acuerdo a su criterio, la defensa de la autonomía.

 

Aparte, pero no menor, es el riesgo de una Rectoría con experiencia exclusivamente universitaria. Sin conocimiento a fondo del mundo exterior, de los entretelones y los pasillos de la política nacional, de los mecanismos de la gobernanza, de la burocracia hacendaria que maneja los recortes y las ampliaciones presupuestales, de las reglas para el ejercicio de los recursos públicos, de las redes de poder parlamentarias donde se procesan los cambios legislativos y se aprueban los dineros, e incluso de las formas, los tiempos y las costumbres del Poder Judicial, donde acaban de resolverse muchas controversias, la UNAM quedaría a la deriva en la reconfiguración del sistema político mexicano que está en marcha. La turbulencia que viene para la Universidad obedecerá a factores externos, y será adicional a los terremotos internos que siempre existen en la vida de una institución gigante, compleja y muy particular.

 

Siempre es tiempos de mujeres, pero antes que eso, en la UNAM de hoy, es tiempo de inteligencia, de sagacidad, de experiencia y de conocimientos reales que van más allá de los salones de clase y los cubículos universitarios.

 

Si esos atributos estuvieran en una de las mujeres que compiten, sería bienvenida a la Rectoría, pero como no es así, sería un insulto para los universitarios, especialmente para las universitarias, encumbrarla sólo porque dicen algunas, y algunos oportunistas que quieren limpiar su mala gestión, que “es tiempo de mujeres”.