Carlos Ramírez
A finales de 2010,
el politólogo sinaloense Ernesto Hernández Norzagaray coordinó un libro con
siete ensayos titulado Elecciones en tiempos de guerra. Baja California,
Chihuahua, Durango, Nuevo León, Sinaloa, Tamaulipas y Veracruz (editado por
la Universidad Autónoma de Sinaloa), para cruzar dos variables: la
violencia/inseguridad en esas plazas y el sentido del voto.
El resultado de entonces es una variable determinante en
las elecciones de junio de 2021: la sociedad tiene la inseguridad y la
violencia criminal/oficial como el principal problema, pero su sentido
del voto no sirve para repudiar ineficacias de los elegidos con anterioridad.
Los siete estados de 2010 aumentaron la inseguridad y varios
gobernadores terminaron en la cárcel por corrupción; y algunos van a repetir
errores ciudadanos en 2021.
Las ultimas encuestas con miras a las elecciones del 6 de
junio de este año de 2021 siguen colocando a la inseguridad como el problema
número uno del país y de los entornos específicos de los entrevistados,
pero al final su sentido del voto excluye una valoración electoral de uso
del voto para calificar eficacia: a pesar de su responsabilidad de gobierno en
el aumento en inseguridad, Morena encabeza tendencias generales.
En 2010, señala Hernández Norzagaray, el narco y la violencia se
hicieron presentes en la vida pública, pero las tendencias del voto encaramaron
a candidatos del PRI y del PAN. De los siete casos, el PRI salió ganando Chihuahua
Tamaulipas, Nuevo León, Durango y Veracruz; en Sinaloa ganó un priísta como
candidato de una alianza contra el PRI y en Baja California se posiciono el
PAN. En este 2010 ya estaba aumentando la violencia por la guerra del
gobierno de Calderón contra el crimen organizado decretada en el 2006, pero las
administraciones estatales eran votadas por razones ajenas a esas
preocupaciones prioritarias. En 2012 el PAN fue echado de Los Pinos y
regresó el PRI a la presidencia con Enrique Peña Nieto y la violencia aumentó.
Y en el 2018 se votó por López Obrador y su discurso contra la
corrupción, la pobreza y la inseguridad.
En 2021, siguiendo la lógica analítica de Hernández
Norzagaray, el elector ha aumentado su nivel de preocupación e inquietud por la
inseguridad y la violencia, pero sus votos se van a orientar por simpatías
presidenciales, repudio al PRI y al PAN y el papel de Morena como el partido
del gobierno, y no será usado ese voto como una valoración
efectiva de resultados en temas de inseguridad y violencia.
De los quince estados que cambiaran gobernador, solo dos
tienen rangos menores de inseguridad; Campeche y Querétaro. Los otros
trece están hundidos en la inseguridad, la violencia y la ineficacia
gubernamental del partido en turno, estatal y federal. De este bloque afectado
por la criminalidad, ningún partido ha presentado algún candidato con
alguna oferta concreta y medible para combatir la inseguridad y la violencia.
Estados como Baja California, Chihuahua, Guerrero, Michoacán,
Sonora, San Luis Potosí, Sonora y Zacatecas están agobiados por el
crimen organizado. Pero inclusive las valoraciones sociales de la sociedad respeto
de los gobernadores y alcaldes en turno a veces marcan una crítica al fracaso
en seguridad, pero carecen de una valoración similar de los candidatos.
Los análisis del libro coordinado en 2010 por Hernández Norzagaray
pueden ayudar a analizar la corresponsabilidad del electorado con las
victorias electorales de candidatos que fracasaron en inseguridad y la
falta de mecanismos de exigencia de cuentas a los gobernantes respecto
de sus promesas, compromisos o declaraciones sobre seguridad.
A partir de las conclusiones del politólogo sinaloense se pueden establecer
hoy los nuevos parámetros del análisis electoral:
1.- La academia ha estudiado la inseguridad, pero no la
vinculación con las valoraciones de los electores.
2.- Los ganadores en elecciones incumplen sus compromisos y
ponen en entredicho el sentido del sistema de representación popular.
3.- El sentido del voto se ha alejado de la realidad y se
ha acercado más al utilitarismo social en función de programas asistencialistas
prometidos o a obsequios de campaña de los candidatos.
La situación de inseguridad en 2021 es peor que la de 2010,
pero el sistema/régimen/Estado sigue moviéndose por mecanismos ajenos a
la realidad. El día en que los electores le den sentido a su voto en
función de fracasos de gobierno, los políticos serian repudiados en las
elecciones.
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Política para dummies: La política también suele ser la puerta de escape de la
realidad.
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