José
Luis Camacho Acevedo
Las
próximas elecciones intermedias han sido llamadas las más grandes de la
historia, por la gran complejidad de lo que está en juego, pero son
particularmente trascendentales por diversos factores.
En
primer lugar, porque son las primeras elecciones a nivel nacional después de la
llegada de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de la Republica, quien
desde su llegada ha impulsado varias reformas constitucionales, de las cuales
ya deberíamos tener los resultados preliminares, al menos de las que ya fueron
implementadas.
Igualmente,
porque estas elecciones han sido tan polarizadas se abre la puerta a una
reforma político-electoral, después de la promulgada el 31 de enero de 2014 por
el primer mandatario Enrique Peña Nieto, con la cual se le otorgaron mayores
facultades y atribuciones al ahora INE, que le permitiría al instituto atraer e
intervenir en comicios estatales cuando se demuestre una actuación imparcial de
las instancias locales, por poner un ejemplo.
Después
de las elecciones de este domingo veremos sí la Cámara de Diputados realiza los
cambios que el INE realmente necesita, como el propio instituto lo ha
reconocido.
Actualmente
estamos viendo los cambios de la reforma de Peña Nieto, en la cual se
realizaron los mayores cambios que se habían hecho en materia electoral en
décadas, entre los cuales destacan: la reelección de diputados y senadores, con
la anuencia de los partidos que los postularon inicialmente.
La
posibilidad de la nulidad de las elecciones en caso de rebase de gastos de
campaña, entre otras razones; la paridad de género en las candidaturas para
conformar los Congresos federal y estatales, así como en los ayuntamientos; el
aumento del 2% al 3% el porcentaje de votos que un partido deberá obtener para
conservar el registro.
Por
estos y otros motivos es importante reflexionar sobre los resultados de estas
elecciones, en los cuales podemos observar que predominó el voto de castigo,
uno razonado en base a la decepción, el enojo, el coraje, el resentimiento, que
han provocado los pobres y deficientes resultados de los diferentes partidos
políticos que gobiernan o han gobernado.
El
reto para quienes quieren ser elegidos, es demostrar que están dispuestos a
brindarles justicia a los mexicanos.
Todos
ellos tienen la obligación de rendir cuentas a los mexicanos que votarán por
ellos, pero también a los que no lo harán. Si es que no quieren que los
síntomas de hartazgo y repudio se prolonguen hasta el hastío.
EN
TIEMPO REAL
1.- El abogado Juan Carlos Mendoza, representante de César Duarte Jáquez, negó que el exgobernador priista haya tenido acceso a su cuenta de Twitter, donde aparecieron supuestos mensajes llamando a votar por la panista Maru Campos Galván.
2.-
Senadores del PAN sostuvieron que las revelaciones de la Auditoría Superior de
la Federación (ASF), sobre las irregularidades por casi 4 mil millones de pesos
cometidas por el dirigente del PRI, Alejandro Moreno, cuando gobernó Campeche,
tienen fines electorales. Pero su partido guarda silencio.
3.- El partido Redes Sociales Progresistas (RSP) en la
Ciudad de México, presentó a un grupo de militantes denominado “Mastines”, cuya
función será inhibir y en su caso, interrumpir la compra de voto, entrega de
despensas y dádivas durante los últimos días de la elección.