Hay una tendencia, desde mi punto de vista equivocada, a interpretar que los grandes cambios que estamos viviendo a nivel mundial en el plano económico-comercial son solamente por “capricho voluntarioso” del presidente de los Estados Unidos de América, Donald Trump. Es necesario, pienso, entender que el cambio de paradigma que se impulsa desde Washington es un giro fundamental en política con una estrategia calculada que propone un alejamiento del libre comercio -como lo conocíamos- a la vez que fortalece el proteccionismo; también apunta hacia un cambio en la dinámica del mercado laboral imprimiéndole mayor interés a los oficios calificados y el fortalecimiento de la planta productiva local; y, también, una reevaluación de su estrategia militar que se centra en priorizar la tecnología para consolidar su supremacía militar a nivel global. Entonces, es erróneo pensar o afirmar que “estamos en manos de un loco” y dejar de ver en prospectiva los alcances de lo que está sucediendo ya que los cambios reflejan una adaptación a nuevas realidades económicas, tecnológicas, geopolíticas y militares. Por lo tanto, debemos adaptarnos a las adaptaciones que está teniendo el mundo.
Estamos, sin duda, ante un nuevo paradigma. La buena noticia es que las consultas públicas realizadas y en marcha en los tres países de América del Norte involucrados en el Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) confirman que soplan vientos promisorios para la validación próxima de ese importantísimo acuerdo comercial que, a todas luces, será determinante y tendrá un alto impacto en el reacomodo del tablero económico mundial. El nuevo libre comercio, ahora con sello proteccionista, invita a la sustitución de importaciones y usa la imposición de aranceles para provocar la reconfiguración del comercio global redimensionando el papel de los Estados y de sus gobiernos para implementar los cambios educativos e incentivar los oficios calificados que se necesitan. Es necesario anotar que los grandes desafíos del presente y del futuro están determinados por el imponente y vertiginoso crecimiento de las últimas tres décadas que ha tenido China y por las dinámicas de la competencia geopolítica que nos obligan a adaptarnos a la existencia de nuevas herramientas como la Inteligencia Artificial (IA), misma que ya está provocando cambios de fondo en la vida cotidiana de la humanidad por lo que debemos entender rápidamente sus alcances e implicaciones. La última palabra en la revisión del T-MEC está prevista para julio de 2026; sin embargo, siendo un mecanismo que ha resultado tan útil para las naciones de Norteamérica, el T-MEC apunta hacia una revisión que lo reforzará ya que la actualización de este promete incorporar nuevos elementos y sectores que potenciarán a la región. En el nuevo paradigma económico mundial, el T-MEC cabe, tiende a consolidarse y “Sí Va” de acuerdo con lo que va sucediendo en nuestros países.
Marcelo Ebrard Casaubon, Secretario de Economía, anunció e informó que en México ya se realizaron 30 encuentros sectoriales y 32 estatales con lo cual se concluyó ya la Consulta de la cual se desprende que la gran mayoría de las opiniones y propuestas son favorables y positivas para continuar con el T-MEC; en Canadá, el Comité de Comercio Internacional de la Cámara de los Comunes continúa recibiendo a Cámaras y Asociaciones y, también, los avances reflejan una postura clara a favor del T-MEC. Por su parte, en Estados Unidos la oficina del representante de Comercio de Estados Unidos (USTR), Jamieson Greer, cambió la fecha del 17 de noviembre programada para las reuniones con los sectores productivos estadounidenses y se llevarán a cabo del 3 al 5 de diciembre para recibir sus opiniones. Los tres países se están preparando para presentar sus argumentos en la mesa de negociaciones de cada uno de los rubros y capítulos del T-MEC.
En México, las mesas sectoriales que se llevaron a cabo fueron: Vehículos pesados; logística; leche, lácteos y derivados; bebidas y alimentos procesados; muebles y papel; minería; química; plásticos y juguetes; Tics; servicios profesionales y empresariales; agroindustria; vehículos ligeros; energía y petroquímica; productos metálicos, metalmecánica y derivados; economía circular; aeroespacial; Calzado, textiles y vestido, cemento, vidrio y cerámica; manufacturas eléctricas; agrícola; cadenas pecuarias; industrias creativas; electrónica; acero y aluminio; turismo; inmobiliario y construcción; salud, farmacéutica, dispositivos médicos y cosméticos; autopartes y llantas; pesca; economía social. En Estados Unidos los empresarios en general se han pronunciado a favor y de acuerdo con una encuesta realizada por el Chicago Council on Global Affairs más del 75 por ciento de los empresarios de Estados Unidos muestra su apoyo a la continuidad del acuerdo; tan es así que los principales fabricantes de automóviles, entre ellos General Motors (GM), Ford, Tesla y Toyota Motor han hecho un llamado al gobierno de Donald Trump para mantener el acuerdo comercial ya que lo consideran crucial para la producción automotriz estadounidense y en sus propias palabras señalan que el T-MEC “permite a los fabricantes de automóviles que operan en Estados Unidos competir a nivel mundial a través de la integración regional, que ofrece ganancias de eficiencia y representa decenas de miles de millones de dólares en ahorros anuales”. Por su parte, en Canadá también existe un apoyo mayoritario de los empresarios a la continuidad del T-MEC, sobre todo de sectores como la industria manufacturera, el sector automotriz y de autopartes, la agroindustria, la energía y las materias primas.
En el nuevo paradigma económico mundial el T-MEC cabe y “Sí Va”. Hay nuevos retos y hay nuevas oportunidades. Bien lo señaló hace unos días el Secretario Marcelo Ebrard “va a venir una etapa de crecimiento con una oportunidad gigante para México. Nada más que hay que tomarla”.

