Manifestaciones y síntomas de la insuficiencia cardiaca
Esta enfermedad puede manifestarse de dos formas distintas, siendo la más frecuente la Insuficiencia Cardiaca Crónica, a través de la cual se presenta de una manera gradual mientras los síntomas se intensifican a lo largo del tiempo. En el caso de la Insuficiencia Cardiaca aguda, la enfermedad se manifiesta de una forma repentina y sus síntomas tienden a ser graves desde el principio.
Entre los síntomas característicos de la insuficiencia cardiaca, encontramos la dificultad para respirar, pérdida de apetito, cansancio y fatiga muscular, tos seca, mareos, confusión, retención de líquidos y palpitaciones mucho más rápidas de lo normal. Sin embargo, estas palpitaciones o taquicardias no deben ser confundidas con la asistolia que consiste en una pérdida de los latidos, ni con un paro cardiaco, que representa el cese de la actividad del corazón.
El grado de la enfermedad puede determinar la manifestación de estos síntomas de manera distinta entre las personas. Por ello, ante las primeras sospechas de insuficiencia cardiaca, es fundamental acudir cuanto antes al cardiólogo, quien analizará el historial clínico para realizar el diagnóstico adecuado.
Diagnóstico de la insuficiencia cardiaca
Una serie de exámenes son necesarios para determinar si se está ante un cuadro de insuficiencia cardiaca. El primero de ellos consiste en el análisis clínico del paciente por parte del médico especialista.
Muchas veces, la sola revisión del corazón, un estudio mediante la auscultación de los pulmones y el tocamiento del abdomen, puede ser suficiente para detectar la insuficiencia cardiaca. En otros casos, va a ser necesaria la realización de análisis complementarios en el paciente.
Los estudios de imágenes también ayudan al análisis de esta enfermedad. Así, la ecografía suele ser utilizada como complemento del análisis clínico de la IC; a través del ultrasonido, es posible identificar la cantidad de sangre que es expulsada por el corazón en cada latido.
La ecografía, por su parte, sirve de mucha ayuda para determinar cualquier anomalía en el corazón, mientras que la radiografía del tórax puede ayudar a identificar cualquier problema relacionado con el tamaño del corazón.
Pruebas complementarias para identificar la enfermedad
La ejecución de algunas pruebas de refuerzo va a permitir observar la respuesta del corazón ante ciertas exigencias, como el ejercicio con bicicleta estática o el trotar sobre una cinta rodante. Estas pruebas permiten detectar ciertas alteraciones cardiovasculares que no son fácilmente visibles cuando el afectado se encuentra en estado de reposo.
El electrocardiograma es una prueba muy simple que nos ayuda a registrar la actividad del corazón. Usualmente, esta prueba es complementada con la colocación de un Holter al paciente, que registra el comportamiento eléctrico del corazón durante uno o dos días completos.
La ecocardiografía es la prueba más adecuada para determinar la insuficiencia cardiaca, debido a que nos brinda información rápida y fidedigna de la manera en que está funcionando el corazón. Este examen es indoloro y nos permite obtener imágenes del corazón en actividad.
Por lo general, una insuficiencia cardiaca llega como secuela tras haber sufrido un problema cardiovascular. De esa forma, esta patología se suele presentar después de padecer alguna enfermedad del musculo del corazón, un infarto del miocardio o angina de pecho, una arritmia o enfermedades de las válvulas del corazón.
También, existen ciertos factores de riesgo que aumentan las probabilidades de sufrir una insuficiencia cardiaca, como los antecedentes familiares de enfermedades valvulares, complicaciones en el ritmo cardiaco o infecciones recientes.
Tratamiento de la insuficiencia cardiaca
Con respecto al tratamiento, son varios los métodos utilizados orientados a retrasar el avance de la insuficiencia cardiaca, mejorar la salud del paciente y darle una mayor calidad de vida.
El cardiólogo podrá determinar el tratamiento más adecuado a seguir, dependiendo del estado en el que se encuentre el paciente. Los medicamentos asociados a la IC son los vasodilatadores, destinados a relajar los vasos sanguíneos y ayudar al corazón a recibir sangre y oxígeno.
Por su parte, los inhibidores de la aldosterona son de mucha utilidad para mejorar el estado del paciente, mientras que los digitálicos aumentan la cantidad de calcio en las células del corazón para hacer más fuertes los latidos cardiacos.
Otros medicamentos como los betabloqueantes, que mejoran la circulación de la sangre y los diuréticos, que ayudan a disminuir la carga de trabajo del corazón, también son muy utilizados en el tratamiento de la insuficiencia cardiaca.
Tratamientos quirúrgicos para el control de IC
Existen algunos tratamientos, como el bypass o la angioplastia, destinados a mejorar la circulación de la sangre y eliminar la obstrucción de las arterias. La cirugía de recambio valvular es otra de las intervenciones quirúrgicas que forman parte del tratamiento de IC. En casos más extremos, el trasplante de corazón puede ser la alternativa recomendada por el médico cardiólogo.
La instalación de algunos dispositivos también sirve de ayuda para mejorar las condiciones de vida de los pacientes con insuficiencia cardiaca. El marcapasos, por ejemplo, sirve de gran ayuda para que el corazón mantenga su ritmo cardiaco.
Por su parte, el desfibrilador automático implantable evita que se detenga el ritmo cardíaco, mientras que la terapia de resincronización cardiaca sirve para estabilizar los latidos.
Por último, es muy importante que el paciente realice cambios sustanciales en su estilo de vida, introduciendo hábitos saludables, como una dieta balanceada, con el fin de controlar cualquier complicación cardiovascular.