A una semana de que concluyan los foros del Frente Amplio por México y la pasarela de los designados por AMLO, uno de los temas que más destaca es el del sector energético y ya se han escuchado posicionamientos de ambos lados.
Aniquilar cualquier avance
En la 4T el tema energético ha sido muy controvertido, primero por las ideas trasnochadas de AMLO, que se pronunció en contra de las energías renovables y canceló las subastas, las rondas petroleras y favoreció al carbón y el petróleo para la generación eléctrica, luego pretendió desplazar el gas natural como el combustible de la transición y dejó de invertir en CFE y Pemex, empresas que, aunque se denominaron como Productivas del Estado, después de cinco años quedaron con nula productividad y deudas que ponen en riesgo las finanzas del país.
El freno a la reforma energética de 2014 ha costado al país millones y millones de dólares y pasamos de la posibilidad de ser una potencia energética a ser dependientes de energéticos del exterior.
La importación de gasolina y de otros hidrocarburos aumentó considerablemente y la exportación de petróleo cayó a niveles nunca vistos. En 2018 se exportaban 1,184 millones de barriles diarios y para 2021, 1,018 millones, una caída de más del 9%.
En electricidad, la CFE que hasta 2018 cumplía con su slogan “una empresa de clase mundial”, dejó de serlo. Su deuda creció y dejó de invertirse en la distribución y transmisión. Actualmente existen 200 parques solares y eólicos que no pueden iniciar operaciones por la falta de capacidad de CFE para aprovechar la energía que producirían. Por otro lado, la demanda doméstica e industrial aumenta de manera significativa y se requieren energías limpias para aprovechar las ventajas del nearshoring, un verdadero problema para el desarrollo industrial del país.
La quiebra
AMLO y su equipo, Rocío Nahle, Manuel Bartlett y Octavio Romero han quebrado este importante sector en momentos en que el mundo y la economía se mueven hacia nuevas tecnologías, el cambio climático y la movilidad.
La posición del gobierno se puede sintetizar en un tweet del vocero presidencial, Jesús Ramírez: “La principal cuestión de la reforma eléctrica es qué le conviene a los mexicanos: que el Sistema Eléctrico Nacional sea manejado por una entidad pública sin fines de lucro o por empresas privadas que buscan obtener ganancias sin importar las consecuencias sociales y económicas.”
Las corcholatas se rebelan
Adán Augusto
Como gobernador dejo ver algún entendimiento cuando peleó con Bartlett por las malas decisiones en torno al desfogue de las presas que costó miles de damnificados y pérdidas materiales en Villahermosa, y por el apoyo a la construcción de la interconexión del ducto que abastece a la península de Yucatán con el sistema nacional de gaseoductos. Sin embargo, con la iniciativa de reforma a la Ley de la Industria Eléctrica, siguiendo instrucciones de su jefe, fue amenazar a los legisladores para que votaran en favor de la iniciativa.
Marcelo Ebrard
Como secretario de Relaciones Exteriores con Martha Delgado y Margarita Alcántara apoyaron el desarrollo de algunas empresas energéticas que se vieron duramente golpeadas por Nahle, Bartlett y Oropeza, pero se mantuvo al margen sobre la iniciativa que golpeaba duramente al sector.
Claudia Sheinbaum
Por su alianza política con Nahle, Bartlett y Oropeza, no se pronunció, pero apoyó la regresiva iniciativa.
Sin embargo, ya en un contexto donde queda claro el fracaso de la política energética de AMLO, los tres candidatos han manifestado la necesidad de un cambio radical.
Adán Augusto asegura que hay que dar un viraje de 360 grados y trabajar junto con la iniciativa privada; Marcelo entiende la necesidad, la experiencia del sector privado y la importancia de que este participe; y Sheinbaum, en un cambio radical en el evento que le organizó el presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Francisco Cervantes, aseguró que debería haber un cambio importante en la política energética y que se deben impulsar las APP´s., algo que el presidente y ella acusaron como el diablo.
El FAM
Xóchitl Gálvez conoce el sector y como senadora se opuso a la iniciativa de reforma, y promovió el desarrollo y uso de las energías renovables. Como integrante de la Comisión de Energía y Medio Ambiente, fue tajante y mostró su compromiso por avanzar en una transición energética justa: “Quiero dejar muy claro que no vamos a detener por decreto los avances tecnológicos del sector energético, como a veces parece desearse en las esferas de la política. El avance tecnológico y la transición energética ya están aquí y llegaron para quedarse”.
Beatriz Paredes mantiene una postura moderna con algún control estatal pero siguiendo la línea de la reforma del pacto por México en la materia.
¿Se les podrá creer a los de Morena que después de cinco años se dieron cuenta del fracaso de la política energética de AMLO o solo ven la oportunidad de un “cambio” de postura con fines electorales? Recordemos que su campaña se centra en quién es el más cercano a Andrés y el lema de todos es defender a la 4T.