Felipe
León López
Los
gobernadores de la Alianza Federalista han anticipado el debate de la
Convención Nacional Hacendaria al exigir la repartición de recursos en
proporción a su participación económica nacional.
Esta
semana, mandaron una carta abierta, dirigida al presidente López Obrador, en la
cual le piden posponer unos días la discusión en torno al Sistema de
Coordinación Fiscal y no recortar recursos a los estados. El titular del
Ejecutivo, como ha sido su tono, les respondió que no les debe nada, y la
semana pasada afirmó que “lo justo era repartir a los que menos tienen” (en
referencia y reconocimiento a que el PEF2021 está más cargado al sur-sureste).
La
discusión está contaminada por diversos factores y la coyuntura política previa
a la renovación de la Cámara de Diputados federal tiene nervioso al gobierno de
la República porque, sin duda, existe el riesgo de que pierdan la mayoría
legislativa.
Estamos
inmersos en señales políticas del régimen autodenominado de la “cuarta
transformación” que no acaban de cuajar: Por un lado, se reitera su ofensiva
contra el neoliberalismo, se quiere intervenir en el Banxico y en el INEGI; por
el otro, se aplauden e impulsan los acuerdos de libre comercio, así como la
atracción de inversiones extranjeras.
Nadie
duda de que al país le faltaba más rectoría del Estado en la dirección
económica, pues por más de dos décadas los economistas neoliberales ampliaron
la deuda social de los mexicanos; sin embargo, nadie quiere un regreso al
pasado del poder presidencialista, donde el mandatario en turno podía usar los
recursos públicos a su conveniencia, capricho y sin nadie que lo cuestionara.
Así
como se rechazó que la tecnocracia se impusiera por encima de la Presidencia de
la República y que Hacienda fuera la “gran dictadora”, incluso controlando la
interlocución con los gobiernos estatales y municipales, así también se rechaza
cualquier intención por retroceder en la democratización de la vida pública.
La
actual circunstancia por la que atraviesa el país es producto de la
confrontación de dos visiones distintas de cómo deben funcionar las estructuras
del poder político: La presidencialista, cuyo modelo funcionó hace tres décadas
y mantuvo la estabilidad política, los avances y retrocesos en materia
económica, así como la gradualidad de la democratización conforme a la presión
política opositora; y la de un modelo que no terminó de cuajar y no fue ni
presidencialista ni parlamentario, como lo impulsaron algunos que hoy están en
el poder.
Nuestro
presidencialismo no fue sustituido por un nuevo modelo, sino por la
partidocracia. Lo que se observó fue que esa paulatina partidocracia fue
coartando al presidencialismo como el metapoder del Ejecutivo federal. Esa
tarea sigue pendiente y se logrará sólo con una gran Reforma del Estado, algo
que por ahora no aparece en el discurso de la 4T.
Es
momento de actuar con racionalidad, de reinventar el ejercicio del poder y, por
tanto, de dar un paso más a la democratización de México, del rescate de la
rectoría del Estado y evitar que el apoyo electoral a una oferta política sea
traducido erróneamente en la restauración de un régimen que ya evidenció su
fracaso.
Para
el futuro, ante una eventual derrota o no de Morena en las elecciones de 2021,
en lugar de pensar en neutralizar al gobierno federal con otra oposición
sistemática a sus decisiones, muy positivo sería que los partidos, y hasta el
propio gobierno federal, impulsaran una reforma al sistema político para
después del 2024, una decisión realmente radical consistente en cambiar la
forma de elegir al Jefe de Estado y al de Gobierno.
No
es una cuestión sólo de reorganizar la distribución de los ingresos federales
sino de mecanismos democráticos e institucionales apropiados que obligue a los
participantes a negociar entre sí para definir una agenda común, para beneficio
de todos y no de un partido o una persona.
La
idea no es nueva ni descabellada, pues ha sido bien acogida por diversos
círculos, más cuando se piensa que serán difíciles los acuerdos entre los Poderes
de la Unión.
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feleon_2000@yahoo.com