España y Polonia, con un tamaño y población similares, son, respectivamente, la cuarta y la quinta economía del bloque comunitario. Su balanza comercial es equilibrada, de 11 600 millones de euros el año pasado. Numerosas empresas españolas operan en Polonia y el Gobierno de Madrid considera que aún hay un gran potencial que se debe aprovechar.
Sin embargo, desde un punto de vista político, el Gobierno progresista español y el polaco, del partido conservador y nacionalista Ley y Justicia, mantienen diferencias muy importantes.
En primer lugar, en la política de migración y asilo de la Unión Europea, pues Polonia se opone al principio de solidaridad, que busca un reparto de los solicitantes de asilo entre todos los países comunitarios y, por ende, se niega a aceptar migrantes en su territorio. No obstante, Polonia ha apoyado a España en la reciente crisis migratoria en Ceuta.
También chocaron cuando Polonia puso trabas al acuerdo sobre los fondos europeos de recuperación, aunque Varsovia acabó aceptando y esta semana ha dado su bendición al mecanismo.
Pero donde la distancia parece insalvable es en cuestiones como el aborto o los derechos de los homosexuales.
En esta cumbre se han firmado seis memorandos en materia de asuntos
exteriores, ciberseguridad, transportes e industria, además de una
declaración bilateral. Su celebración Alcalá de Henares ha tenido un
carácter simbólico, ya que en esta localidad madrileña hay una gran
comunidad de ciudadanos polacos.