
En una sorpresiva decisión unánime, los nueve magistrados de la Suprema Corte de Justicia desecharon la multimillonaria demanda de México contra los mayores fabricantes de armas de Estados Unidos, la cual buscaba impulsar cambios en las regulaciones sobre la venta de armas de fuego y hacerlos corresponsables de la violencia generada por los cárteles del narcotráfico.
Inesperadamente, la jueza Elena Kagan sostuvo, a nombre de la Corte, que la demanda de México es improcedente, aun bajo las excepciones de la Ley de Protección del Comercio Legal de Armas (PLCAA), que otorga un amplio espectro de inmunidad a las armerías estadounidenses contra demandas por el mal uso de sus productos.
“Si la demanda de México se amparara en (esa excepción), anularía la mayor parte de la norma. Dudamos que el Congreso tuviera la intención de redactar una salida tan amplia a la PLCAA y, de hecho, no lo hizo”, escribió Kagan.
El máximo tribunal dio así la razón a un puñado de los principales fabricantes en Estados Unidos, incluidos Smith & Wesson, Barrett, Beretta, Colt y Glock, algunas de las cuales terminaron con alzas en la jornada bursátil.
México rechazó la decisión y deploró que el máximo tribunal no se haya pronunciado sobre el segundo argumento esgrimido, relacionado con la proximidad del daño.
“La Secretaría de Relaciones Exteriores expresa con firmeza su desacuerdo con la decisión emitida por la Suprema Corte de Estados Unidos y continuará haciendo lo que esté a su alcance para frenar el tráfico ilícito de armas”, señaló.