Como en la gran mayoría de los trastornos, hay una parte genética que puede predisponer a esta enfermedad, pero lo más frecuente es que ocurra como consecuencia de factores externos como:
· el consumo excesivo de alcohol o drogas;
· consumo excesivo de ciertos medicamentos;
· vivir algún tipo de frustración sexual en la vida real;
· ansiedad o el estrés;
· fatiga acumulada;
· falta de descanso;
· enfermedades psíquicas o sexuales;
· trastornos del sueño (apnea obstructiva del sueño, síndrome de la pierna inquieta).