
Sebastián Sansón Ferrari – Ciudad del Vaticano
En una época marcada por el vértigo de las redes, la inmediatez y la sobreinformación, un rayo de esperanza se abre paso entre los algoritmos: se llama Felipe IA, una inteligencia artificial católica disponible en WhatsApp que responde en cualquier momento del día a quien busque consuelo, orientación o simplemente una palabra sobre Dios. En el corazón de este proyecto se encuentra Eduardo Vitriago, joven seminarista y desarrollador venezolano, quien sueña con una evangelización audaz, cercana y profundamente humana.
Inspirado en el episodio de los Hechos de los Apóstoles donde el diácono Felipe acompaña al eunuco etíope en su búsqueda de sentido y lo bautiza tras explicarle las Escrituras, esta herramienta digital tiene como misión acompañar a quienes, aun en la soledad de la noche, necesitan respuestas. “Felipe está disponible 24/7 y ya ha ayudado a personas con problemas existenciales, vacíos espirituales y crisis de sentido”, asegura Eduardo, conmovido por los testimonios que llegan desde varios rincones del mundo.
La innovación, explica, no es un lujo, sino una urgencia. “Hoy, la inteligencia artificial también puede ser instrumento de Dios si se la configura con amor, verdad y fidelidad a la doctrina”, sostiene con convicción. Detrás de Felipe IA hay un equipo de sacerdotes y laicos que velan por la precisión teológica, el respeto pastoral y la dimensión ética de cada interacción.
Más allá de responder dudas sobre moral, Biblia o sacramentos, la herramienta también canaliza situaciones más complejas: sugiere buscar ayuda psicológica, dirección espiritual y encamina hacia el encuentro personal con Cristo. Eduardo confiesa que muchas veces la mayor satisfacción es ver que “la gente aún tiene sed de Dios, de verdad, de belleza, de sentido. Y eso es profundamente esperanzador”.
Este espíritu evangelizador no es solitario. En el contexto del Jubileo de los Misioneros Digitales e Influencers Católicos, celebrado recientemente en Roma, Eduardo compartió su experiencia con otros creadores de contenido católico. “Los jóvenes están buscando y necesitan que caminemos con ellos, que no les demos respuestas frías, sino una presencia amiga. Felipe quiere ser eso, un amigo en el camino”.