Claudia Espíndola
En los últimos días se ha observado una gran inquietud entre los trabajadores del Metro, ante lo que se aprecia como una administración fallida de la directora general Florencia Serranía Soto, y se escucha como una sola voz la demanda de cumplimiento de los derechos y prestaciones que se les están negando a todos los trabajadores con el argumento de que no se tiene dinero para responder de las obligaciones del STC en su carácter de patrón.
En lo que va del año la administración de Serranía ha dejado de cumplir con el pago de los servicios de salud al grado que, dicen los trabajadores, no hay medicinas en las clínicas y existe el riesgo de que no se renueve el contrato al Sanatorio Durango que les presta el servicio de atención médica especializada y hospitalización, lo que genera indignación y rechazo absoluto de toda la base trabajadora.
Tampoco se cubrieron las dotaciones anuales de uniformes y ropa de trabajo, no se paga oportunamente a los prestadores de servicios de comedores, no hay herramientas ni refacciones para realizar el mantenimiento a trenes ni a las instalaciones del Metro, pero en cambio, dicen, se siguen contratando empresas externas para realizar trabajos que resultan más onerosos y que pueden hacer los propios trabajadores del Metro, y lo malo, nos señalan los inconformes, es que los trabajos que realizan esas empresas son deficientes y los trabajadores del Metro tienen que corregirlos.
Se vislumbra una fuerte sacudida en el STC si no se corrige de inmediato esta situación, pues si se afectan los derechos laborales y de seguridad social, todos los trabajadores de este Organismo parecen dispuestos a iniciar una movilización sin precedentes, pues todos los trabajadores, sin importar la afiliación sindical, parecen dispuestos a unirse en esta lucha, y lo primero que exigen es la inmediata salida de Serranía y funcionarios improvisados que ha incorporado, pues el Metro es ya un desastre.
En los próximos días estaremos observando cuál será el desenlace de este conflicto, pero no se augura un final feliz si la administración de Serranía no resuelve los problemas derivados de la falta de pago de los servicios que más aprecian los trabajadores, principalmente los de seguridad social, pues el argumento de la falta de dinero parece una mera excusa cuando se destinan cuantiosos recursos en obras que pueden ser pospuestas, como la ampliación de la Línea 1 y la contratación de empresas externas que no se justifican, además de que esos gastos estaban previstos en el presupuesto aprobado por el Congreso local y la administración de Serranía no está facultada para desviar recursos destinados a los derechos de los trabajadores.
Por lo pronto, no quisiéramos ver cómo reaccionarán los trabajadores si les suspenden la entrega de los vales anuales de despensa y el pago oportuno del aguinaldo. Ahí le hablan Dra. Claudia Sheinbaum.