Con la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos por segunda ocasión, las amenazas sobre las deportaciones masivas y las bases de su plan de seguridad en la frontera México-EU para detener el flujo de migrantes y el tráfico de drogas, principalmente de fentanilo, hacia Estados Unidos se volvieron realidad.
Además de anunciar el 1 de febrero como la fecha en que se aplicarían aranceles de 25 por ciento a México y Canadá, algunos de los decretos empezaron a entrar en vigencia después de su toma de posesión, con lo que cumplió su principal promesa de endurecer las normas de inmigración.
“Declararé una emergencia nacional en nuestra frontera sur. Todo ingreso ilegal se detendrá de inmediato y comenzaremos el proceso de devolver a millones y millones de extranjeros criminales a los lugares de donde vinieron”, dijo Trump durante su discurso de investidura.
Hasta el 27 de enero, México había recibido cuatro aviones con migrantes en el Aeropuerto Felip Ángeles (AIFA) y la presidenta, Claudia Sheinbaum, dijo que van 4 mil 95 personas deportados al país.