EL GRAN ELECTOR CON POCAS CARTAS
De cara al próximo proceso electoral, los escenarios para Movimiento Ciudadano se empiezan a tornar grises, se avisa una tormenta. Evidentemente el desafío de MORENA es mayúsculo y el 2021 puede marcar el principio del fin de las ambiciones del llamado Alfarismo. Es urgente para el gobernador encontrar cartas fuertes y triunfadoras, cosa que no está resultando fácil.
Llama la atención que ningún miembro de su gabinete estará en la papeleta electoral. Lo anterior es una situación fuera de toda racionalidad política e incluso de sentido común ya que una de las ventajas de los partidos en el gobierno es poder recurrir a altos funcionarios que por su visibilidad, trayectoria y resultados estén en ventaja de posicionamiento electoral ante los posibles candidatos de la oposición.
Construir candidaturas exitosas desde los gobiernos es un fenómeno natural y normal en las democracias y tenemos por todos lados esas experiencias. De hecho, Enrique Alfaro es producto de esas circunstancias al proyectarse desde las presidencias municipales de Tlajomulco y Guadalajara. Ahora no es así.
El estilo centralista de gobierno de Alfaro no ha permitido el lucimiento de alguno de sus colaboradores. Todos los reflectores de comunicación de su administración se concentran en su persona. A diferencia de otros gobiernos, los nombres de los miembros de su gabinete son para la mayoría de la población desconocidos. En el gobierno solo existe Alfaro y punto.
El propio diseño burocrático de su gobierno condenó a los secretarios a un cuarto nivel. Sus temas deben ser llevados y gestionados ante el Coordinador Temático del Gabinete que les corresponde, personaje que luego tiene que articularse con el Coordinador del Gabinete- el infalible Hugo Luna- para que después, con su anuencia y visto bueno, los asuntos de los secretarios pueden llegar a la vista del Gobernador. En esa trayectoria la figura, presencia e influencia de los secretarios de diluye y se paraliza ante el dedo flamígero de sus coordinadores y coordinador general. Hoy, Alfaro quiere candidatos ganadores, pero la veta del gabinete no existe. Su diseño de gobierno y estilo personal de gobernar ha reducido, riesgosamente sus opciones.
¿UN MENSAJE DE DOBLE LECTURA?
El conocido y popular Caballo, Eugenio Ruíz Orozco, con una larga y conocida trayectoria en el PRI, acaba de publicar un artículo en torno al proyecto de vida de las personas de 60 años y más, donde casualmente, inicia su escrito hablando de los 78 años del próximo presidente de los Estados Unidos. La publicación empieza a generar en el ambiente político, suspicacias en torno a que sí el excandidato a gobernador del Estado no estará levantando la mano para sondear y hacerse visible ante una posible candidatura en el 2021.
Como miembro de esa generación, de los adultos mayores, Ruiz Orozco despierta las sospechas y las dobles lecturas, cuando afirma que los que forman la tercera edad “somos una fuerza que no se debe ignorar ni menospreciar”. Más de alguno levanta la ceja cuando señala que “es necesario sumar a los activos de cada generación”.
Con el arribo de Aristóteles Sandoval al Gobierno, Eugenio y su grupo fue relegado y lastimado por esa generación de jóvenes políticos. Quienes se acercaban en esos tiempos a Eugenio eran marcados por el inquilino de Palacio de Gobierno. Hoy ante la escasez de liderazgos, la capa caída de los partidos, el interés de empresarios por llenar esos vacíos, más de alguno piensa que el Caballo empieza a moverse para saldar cuentas con el pasado.
La realidad es implacable y aunque Eugenio tiene buena fama y nunca fue alcanzado por algún escándalo, se antoja complicado que por su edad levante y acelere el trote en una campaña. Sin embargo, como lo expresa en su artículo, Joe Biden resultó triunfador y “cumplió 78 añitos, ¡un jovenazo ¡. Cada quién haga su propia lectura.
CUENTA REGRESIVA
Los XVI Juegos Panamericanos de 2011 dejaron para los jaliscienses historias deportivas inolvidables, pero también de terror en lo político. Vamos para 10 años y queda pendiente por aclarar el manejo de los cerca de 600 millones de pesos que se invirtieron en la edificación de la Villa Panamericana. Son 600 millones de pesos del Instituto de Pensiones del Estado, que a 10 años de la decisión que se tomó de utilizarlos para construir las instalaciones donde se hospedaron los deportistas, no se sabe como se van a recuperar. El tiempo pasa y los nuevos vientos que soplan en la política nacional exigen no solo aclarar los mecanismos de asignación, el papel de sus participantes y los contratos firmados, por qué durante tantos años el edificio se ha convertido en un elefante blanco, los responsables de su deterioro y el abandono por una década del ahorro de los trabajadores del Estado. Las complicidades transexenales no pueden mantenerse durante más tiempo.