Felipe
León López
Las
estrellas también tienen ciclos de vida: nacen, crecen, algunas se reproducen,
maduran y mueren, luego pasan al olvido. Algo similar pasa con los políticos y algunas
figuras públicas del espectáculo, el arte o la cultura. Unas perduran, nunca
mueren. Pero otras son llamaradas de petate: surgen, se encumbran, derrochan la
fama, se creen invencible e insustituibles, y luego ensoberbecidos terminan
cayendo, apagándose hasta colapsar.
Utilizo
el título de esta colaboración con el apellido compuesto del subsecretario Hugo
López Ramírez porque, como una estrella mediática, es su mote de batalla y
sello de identidad como súper estrella del sector salud de la autollamada “4T”,
al cual parece que su brillo tiende a opacarse y ya ni siquiera figura entre
quienes los futuristas veían en la boleta electoral del 2024.
La
fugacidad de los líderes carismáticos se repite todo el tiempo y en todo
momento. Y, eso parece estar ocurriendo con el súper subsecretario de Salud
Hugo López-Gatell Ramírez, a quien no se le culpa de provocar la muerte de los
más de cien mil fallecidos por la pandemia de covid-19 sino de haber asumido un
papel más de activista que de técnico científico y de emplear el poder que el
Ejecutivo federal le ha conferido para su agenda política personal, como
militante social contra los alimentos chatarra (Poder del Consumidor de la
Alianza por la Salud Alimentaria, imponiendo pautas a las legislaciones
estatales), como operador político queriendo pasar por encima de los
gobernadores y la jefa de Gobierno (por cual más de una vez han exigido su
renuncia) y ahora en una cruzada para que sea él y no el canciller Marcelo
Ebrard quien administre -políticamente- el arribo de las vacunas contra el
coronavirus en México.
Los
más de cien mil muertos y más de un millón de contagios, que algunos organismos
especializados nacionales e internacionales han considerado por estar por
debajo de los que realmente son, se han convertido en un malestar que
contradice al discurso presidencial de que “ya se domó la pandemia” repetido
desde abril pasado.
En
estos días, diversas plumas, afines y no a la 4T han comenzado a hacer un
recuento de la inconformidad contra López Gatell, la cual nada tiene que ver
con sus méritos académicos o científicos, sino que nació con esa frase
“políticamente correcta” de que “la fuerza del presidente es moral, no es una
fuerza de contagio” que lo condenó a ser objeto de mofa y crítica, tal cual marcará
la tristemente célebre “como anillo al dedo” a todo un sexenio si no corrigen,
reorienta y atienden otras voces que han advertido de las deficiencias de la
estrategia que seguirá cobrando vidas.
El
momento es crucial porque hay un serio problema de grillas que amenazan la
salud pública alrededor de los convenios que tiene para traer a México la
vacuna: Pfizer, de Estados Unidos; AstraZeneca, de Inglaterra, y CanSino, de la
alianza entre China y Canadá.
Roberto
Rock, en El Universal, es quien soltó el primer disparo en el sentido de que “reportes
de empresas internacionales, así como denuncias de funcionarios de diversas
áreas del gobierno López Obrador, señalan al subsecretario de Salud, Hugo
López-Gatell, como artífice de una conspiración contra la vacuna. De acuerdo con
estos señalamientos, López Gatell presionó a la Cofepris para tener en sus manos
y las de un irregular "comité", la autorización de las vacunas. Sea
por arrogancia, por ambición política o por motivos peores”.
Este
23 de noviembre, un trascendido de Milenio Diario apunta que “tremendo jalón de
orejas se llevó el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo
López Gatell, de parte de su j efe y titular del sector, Jorge Alcocer, luego
de que la semana pasada citara en su conferencia una investigación de la
revista The Láncete n el sentido de que la vacuna china de CanSino aumentaba el
riesgo de contraer VIH. El canciller Marcelo Ebrard entró al quite, calificó de
irresponsable la declaración y recordó que ese eventual remedio contra el
covid19 también va en la fase tres de aplicación.”
Jorge
Zepeda Patterson, una de las plumas aplaudidas por AMLO, en El País y
SinEmbargoMx fue directo: “Hay cosas que el Gobierno de López Obrador está
haciendo en la dirección correcta, pero el combate a la pandemia no es una de
ellas, punto. El riesgo de sostener a raja tabla las directrices del Dr. Gatell
(como lo llama la opinión pública) para no concederle la razón a los
adversarios de AMLO, puede costar más muertes de las que irremediablemente se
llevará este flagelo, por no hablar del daño que le está causando a su propio
Gobierno. Si queremos ser honestos, México sale bastante mal parado”.
Más
aún: “¿Significa eso que el subsecretario de Salud es ajeno a los terribles
números que hoy padecemos? No. No es necesario ser un epidemiólogo para darse
cuenta de que México decidió operar a contrapelo de lo que fueron criterios
aplicados en la mayoría de los otros 150 países. La única ventaja de que se
trate de un fenómeno mundial, es que hay mucha evidencia de lo que sirvió y no
sirvió. Y en eso López-Gatell no sale bien librado. Al margen de simpatías
políticas, los muertos nos duelen a todos sin importar ideologías.”
Así
lo publicó Zepeda un día después de que el presidente de la República le diera
el enésimo espaldarazo a López-Gatell Ramírez y unos días antes de que dictara
sus recomendaciones al G-20 de cómo enfrentar la pandemia, un discurso donde se
vio la mano de la agenda del activista subsecretario.
Otro
columnista certificado por el presidente, Federico Arreola, el 7 de agosto y el
1 de noviembre, le ha solicitado entrelíneas a AMLO hacer una auditoria a la
gestión de López-Gatell antes de que el saldo de muertes y contagios sea más
espantoso.
Y
así podríamos ir colocando un listado de periodistas, médicos, científicos,
analistas de dentro y fuera del país que piden reconsiderar la estrategia
seguida y que han costado muchos muertos. Es claro que entre más se golpea a un
consentido del presidente, más se consolida su puesto y hasta podría ser
premiado como subir al siguiente nivel, a ser lo que realmente es en los
hechos: secretario de Salud; así pasó
con Javier May Rodríguez, quien sin méritos académicos ni administrativos ya es
titular de Despacho.
Podrá
subir y estar en la primera fila del gabinete en los próximos días o semanas
cuando se hagan los ajustes al equipo presidencial, pero llegará como una
estrella apagándose. Cuidado, porque cuando las estrellas se apagan, viene
también un estallamiento.
Contacto:
feleon_2000@yahoo.co