Saúl Arellano
De acuerdo con los datos del Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), en el año 2018 había en el estado de Guerrero 2.41 millones de personas en condiciones de pobreza, una cifra equivalente al 66.5% de la población del estado. Ese porcentaje sólo es superado por los indicadores del estado de Chiapas, y es ligeramente superior al dato del mismo año, en el estado de Oaxaca.
Hay otros dos indicadores adicionales que es importante destacar: el primero es el relativo a que, en Guerrero, el 26.8% de su población vivía en condiciones de pobreza extrema, lo cual equivale a una cifra absoluta de poco más de 971 mil personas en esa condición. El segundo dato adicional es el relativo al hecho de que sólo el 7.3% de la población estatal es considerada, en la medición del CONEVAL, como no pobre y no vulnerable. Planteado a la inversa, a fin de dimensionarlo apropiadamente, prácticamente 93 de cada 100 personas son pobres o vulnerables por alguna carencia social en ese estado del sur mexicano.
¿Qué significa ser vulnerable por carencia social? Esto implica que una persona no cuenta con las garantías o acceso efectivo al cumplimiento de alguno de sus derechos sociales fundamentales. Por ejemplo, en este estado de la República, 23.7% de sus habitantes viven en rezago educativo; 13.8% carece de servicios de salud; 75.6% carecía en 2018 de acceso a la seguridad social; 58% vive en carencia por acceso a los servicios en la vivienda, mientras que 27.8% vivía en condiciones de carencia de acceso a la alimentación.
Los datos disponibles muestran entonces que en Guerrero se vive en pobreza, hay miles de niñas y niños con hambre; los servicios de salud son precarios; y lo peor de todo, es que la mayoría de los indicadores sociales empeoraron entre los años 2016 y 2018.
Este contexto es relevante pues en el año 2021 se elegirá a una nueva o nuevo gobernador del estado; frente a este proceso, las encuestas disponibles le dan una ventaja -aun cuando es muy temprano para tomar esto como datos definitivos- al partido Morena; teniendo como a los tres personajes más visibles a Félix Salgado Macedonio, Beatriz Mojica y Pablo Amílcar Sandoval.
Lo que se comenta al interior de Morena es, sin embargo, que sólo Salgado Macedonio y Sandoval tendrían posibilidades de obtener el “voto aprobatorio” del presidente de la República, y con ello, el respaldo de los grupos que operan al interior de Morena para garantizar la candidatura y el eventual triunfo electoral, que en varias encuestas se perfila como altamente probable pues se tienen promedios por arriba del 50% de votación efectiva esperada para el partido del presidente. Esto evidentemente no debería llevar a descartar a priori a Beatriz Mojica.
Visto desde afuera, en realidad la candidatura no debería plantearse como un dilema tan complejo, pues entre los personajes señalados, Salgado Macedonio es el más conocido entre la población, pero con el inconveniente de que quienes lo conocen tienen una muy mala percepción respecto a su desempeño como político, su capacidad para gobernar y su probidad ética.
Por su parte, Amílcar Sandoval es hermano de la actual Secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, quien fue nombrada en ese como responsable de la que es quizá una de las dos agendas más relevantes para el presidente: el combate a la corrupción, que es precisamente uno de los temas que con mayor insistencia se manejan en contra de Félix Salgado Macedonio.
En Guerrero se juega en buena medida la posibilidad de que México dé ejemplo y muestra de que cerrar las brechas entre el norte y el sur es posible; que una nueva lógica de desarrollo regional puede impulsarse; y que hacer justicia a los pueblos indígenas y afrodescendientes es una agenda que auténticamente le importa al gobierno de la República.
El mensaje que envíe Morena con la selección de su candidata o candidato será una señal inequívoca de cuál es el conjunto de prioridades a las que realmente atiende.