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Guerrero, lucha y fracaso de las izquierdas

por Felipe León López
12-03-2021

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Felipe León López

 

Es Guerrero un estado cuya gente da honor a su nombre: guerreros, combativos y rebeldes, quienes han desafiado más allá de lo institucional al estado opresor, al viejo régimen y a un modelo político caciquil. Es quizá la entidad más difícil de gobernar por sus grandes contrastes sociales, la politización el activismo social y la violencia de los grupos delictivos que disputan el control territorial y su riqueza.

 

Guerrero es un estado progresista, identificado con las causas y banderas de la izquierda. Desde la década de los 60 a los 80 del siglo pasado, hubo movimientos armados campesinos y del magisterio y estudiantiles que derivaron en organizaciones políticas de izquierda que una vez en el PRD -y ahora en MORENA- lograron la derrota del priismo y abrieron la esperanza de un gobierno diferente. Sin embargo, el poder político terminó por corromper a esta izquierda y a convertir en los partidos en meras franquicias que terminaron infiltradas por el crimen.

 

Esta historia del fracaso de la izquierda en Guerrero comenzó con el ascenso de la alianza empresarios y activistas sociales que llevaron a Zeferino Torreblanca al gobierno estatal y a Félix Salgado Macedonio en el municipio de Acapulco. Ese lejano 2005 parece no haber quedado atrás porque los actores de entonces que demostraron su fracaso están ahí otra vez, aprovechando la desmemoria ciudadana.

 

El crimen organizado los desafío, los provocó, los arrinconó y los midió desde el primer día de su gobierno, dejando un saldo de poco más de diez años de sangre. El asesinato de Armando Chavarría representó un asesinato político de alta precisión, pues no sólo marcó a un gobernador sino a un proyecto político: el de la izquierda perredista, esa misma que postuló a Ángel Aguirre Rivero, y que poco a poco se mudó a MORENA; esa que llevaron a criminales al poder y que fueron cómplices de la desaparición de 43 estudiantes normalistas rurales y que este 2021 nuevamente postulan a Félix Salgado al gobierno estatal.

 

Abel Barrera Hernández, director del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, publicó el 20 de agosto del 2016 en La Jornada que “En el macizo de la Sierra Madre del Sur, donde por siglos ha campeado la pobreza, los pueblos que resisten contra el infortunio se desangran por la violencia criminal. La guerra fatídica contra el narcotráfico dejó una estela sangrienta de 16 mil 359 asesinatos entre 2005 y 2015”. Es decir, diez años del PRD como gobierno.

 

“El silencio de los pueblos de la Tierra Caliente de Guerrero está marcado por el terror impuesto por las organizaciones delincuenciales. Nadie se atreve a romper las cadenas del oprobio. Las mismas autoridades municipales no sólo han sucumbido ante el crimen organizado, también son víctimas de sus pactos y complicidades inconfesables”, remarcó el informe firmado por Barrera Hernández.

Eso explicó la caída de la izquierda perredista (hoy en su mayoría morenista) y el regreso del PRI al gobierno estatal con la oferta de contener la violencia y recuperar el tejido social contaminado por la delincuencia. De acuerdo con El Sur de Acapulco, Héctor Astudillo Flores, desde el 27 de octubre del 2015, recibió una entidad con un impresionante número de desapariciones, muertes, boquete financiero por más de 4 mil millones de pesos, desorden social, político, económico y un clima de narcoviolencia, heredado de tres gobernadores perredistas, que colocaron a Guerrero en los primeros lugares de todo lo negativo (inseguridad: más 16 mil muertos; desgobierno) y los últimos lugares en inversión, educación y desarrollo humano.

 

Los gobiernos del PRD abrieron las puertas a grupos de interés externos al partido y al proyecto de “la izquierda revolucionaria”, dando paso a militantes de dudosa reputación que alcanzaron alcaldías, diputaciones locales y federales, así como cargos públicos. Se envolvieron en escándalos, en redes de corrupción y complicidad, y en tender una red clientelar que es la explicación de que nuevamente varios de esos personajes ganen candidaturas y cargos de elección popular.

 

Hace 16 años las izquierdas que dieron vida al PRD en Guerrero tuvieron la oportunidad histórica de hacer un gobierno distinto y no fue así: fueron un rotundo fracaso en todos los órdenes.

 

En el 2018 la fuerza política de Andrés Manuel López Obrador revivió a Félix Salgado Macedonio haciéndolo senador de nueva cuenta, cuando estaba en franco retiro político y hoy, en 2021, se ha convertido en un candidato al gobierno estatal que tiene repercusiones nacionales, pues es claro que podría ganar la gubernatura por esa red clientelar, pero el impacto negativo pesará en otras entidades con el voto de castigo de las mujeres. Más aún, con juicio o sin él, la marca negativa de su candidatura está pegando en la reputación de la 4T en el mundo. Y como pasó hace 16 años, una vez más le podrían quedar a deber a Guerrero y a su historia de lucha y rebeldía; los guerrerenses no merecen este trato.

 

 

Contacto: feleon_2000@yahoo.com