Leí, reconozco con cierto morbo, una columna que especulaba acerca de quién sería de los presidenciables de MORENA la o el que estaría detrás de la publicación del libelo El Rey del Cash, de Elena López, ex esposa del ex cercanísimo colaborador de Andrés Manuel López Obrador, el hoy subsecretario de asuntos religiosos de la SEGOB, César Yáñez.
Decía el viejo lobo de mar que era Don Manuel Garza González: “En política todos los perros tienen dueño”.
Y sin duda que la sentencia de Don Manuel ha sido siempre comprobada por la realidad.
La columna del compañero David Fuentes, en Crónica, decía algo que me llamó la atención:
“Esta campaña que ya se venía cocinando desde hace cuando menos tres semanas, no es creíble sin una fuerte inversión detrás. Julio Astillero le dedicó varios espacios al análisis del libro y su contexto. Desde luego que coincide con lo que muchos pensamos cuando por distintos medios nos llegó el PDF, básicamente por WP más los masoquistas que se atrevieron a comprarlo. No hay ningún rigor periodístico en ese trabajo salvo una serie de afirmaciones sin sustento salvo los dichos de la señora Chávez que se ha convertido en una nueva protagonista de las redes de odio de Unidos y para muestra unos botones, no sin antes comentar que cuando decidieron darle luz verde al Rey del Cash, las redes de apoyo al gobierno que nos representa ya le habían dado la vuelta a la campaña que se venía encima con una serie de cartones, memes y análisis de varios párrafos con el respectivo desmentido. Uno de los entrevistados, Acosta Naranjo, se placeó por algunas estaciones haciendo osos y retando a sus adversarios políticos a someterse a pruebas de polígrafo.”
Destaco en negritas la afirmación, que suscribo íntegramente, que sin una fuerte inversión detrás, El Rey del Cash no hubiera visto la luz editorialmente ni tampoco contara con tantos comentarios en redes sociales.
Entonces alguien tiene que ser el dueño de ese perro.
Pueden ser los inocuos, alucinantes y debrujuladosintegrantes del nuevo membrete anti López Obrador bautizado como UNIDOS.
Pero hay más.
Vi en alguna red social la especulación de que como Elena Chávez era, hasta la aparición de su libelo un personaje sumido en las sombras de la comunicación, tal vez a alguien de los partidarios de las corcholatas de AMLO, siempre deseosos de congraciarse con quien piensan llegará a la Grande y los llevará a ellos a las ligas mayores, promovió la inversión a la que se refiere Julio Astillero.
Creo que Adán Augusto López Hernández no tiene ni la malicia ni las conexiones para promover un ataque a sus competidores. Menos si cuenta entre sus colaboradores a César Yáñez, personaje envuelto en los aspectos del corazón que, al parecer, sigue sufriendo la autora de El Rey del Cash.
Marcelo Ebrard es el malo de la película porque él era quien llevaba el dinero que Elena Chávez califica de sucio. Por elemental lógica el Canciller mexicano no podría auto infringirse esa acusación, por cierto nunca probada en el libro de marras.
Monreal Ávila sabe mover los hilos políticos. Pero nunca ha transitado por las cañerías de la suciedad del poder que, como en todo el mundo, también existe en México.
La especulación de esa red social, de cuyo nombre ni quiero acordarme, le cae gratis como dueña del perro a Claudia Sheinbaum. Falso.
Estoy seguro que la Jefa de Gobierno de la CDMX no promovió, y menos financió, el texto difamatorio y endeble de la señora Chávez.
A López Obrador el libro no le causó sino una leve molestia que le duraría apenas una mañanera.
Pero habrá que investigar si efectivamente ese perro tiene dueño.
Porque la guerra sucia que se viene entre los presidenciables de todo signo, llegará con toda la rudeza que implica la lucha por el poder.
Pronto lo veremos.