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Historia de los científicos enviados por los nazis al Himalaya

por Redacción
30-09-2021

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Un equipo de cinco investigadores fue enviado en 1938 por Heinrich Himmler, miembro destacado del partido nazi alemán y arquitecto clave del Holocausto. El autor Vaibhav Purandare relata la fascinante historia de esta expedición que pasó por la India.

Poco más de un año antes de que comenzara la Segunda Guerra Mundial, un grupo de alemanes desembarcó secretamente en las fronteras orientales de la India.

Su misión era descubrir la "fuente de origen de la raza aria".

Adolf Hitler creía que los nórdicos "arios" habían entrado en la India desde el norte unos 1.500 años antes y que habían cometido el "crimen" de mezclarse con los pueblos locales "no arios", perdiendo los atributos que los "habían hecho racialmente superiores" a todos los demás pueblos de la tierra.

Hitler expresaba regularmente una profunda antipatía por el pueblo indio y su lucha por la libertad, articulando sus sentimientos en sus discursos, escritos y debates.

Sin embargo, Himmler, un cercano colaborador del líder nazi, estaba convencido de que el subcontinente indio merecía una mirada atenta.

Los que seguían la idea de una raza superior nórdica blanca, creían en el cuento de la imaginaria ciudad perdida de la Atlántida, donde aparentemente habían vivido personas de "la sangre más pura".

La mítica isla, que se creía situada en algún lugar entre Inglaterra y Portugal en el Océano Atlántico, se hundió, supuestamente, tras ser golpeada por un rayo divino. Todos los arios que sobrevivieron se habrían trasladado a lugares más seguros, entre ellos la región del Himalaya, específicamente en el Tíbet, que era famoso por ser "el techo del mundo".

El interés era tan grande que en 1935 Himmler creó la Oficina de la Herencia Ancestral, una unidad dentro de las SS para averiguar a dónde habían ido los habitantes de la Atlántida después del diluvio y dónde quedaban aún rastros de la gran raza.

Tres años después envió al equipo de cinco alemanes al Tíbet para concretar esa "operación de búsqueda".

Dos de los miembros del equipo destacaban sobre el resto. Uno de ellos era Ernst Schafer, un talentoso zoólogo de 28 años que había estado dos veces antes en la frontera India-China-Tíbet.

Schafer se había unido a las SS poco después del triunfo nazi de 1933 y mucho antes de que Himmler se convirtiera en su patrocinador para la expedición al Tíbet. Él estaba loco por la caza y le encantaba reunir trofeos en su vivienda de Berlín.

La afición por esta actividad terminó arrebatándole a su esposa. En una de sus expediciones, mientras intentaba disparar a un pato desde un bote en el que se encontraban él y su esposa, se resbaló al apuntar y disparó accidentalmente a la mujer en la cabeza matándola.

El segundo hombre clave fue Bruno Beger, un joven antropólogo que se había unido a las SS en 1935. Beger tomaba medidas de los cráneos y detalles faciales de los tibetanos y fabricaba máscaras faciales para, como él mismo decía, "recoger material sobre las proporciones, los orígenes, la importancia y el desarrollo de la raza nórdica en esta región".

Los otros supuestos "resultados científicos" de la expedición corrieron la misma suerte en la guerra: se perdieron o fueron destruidos. Además, la vergüenza del pasado nazi hizo que nadie, después de la guerra, tratara de rastrear el material.