José Luis Camacho Acevedo.
El proceso electoral más grande la
historia post revolucionaria de México inicia, en lo que a las campañas
federales se refiere, dentro de cincuenta días.
La condición disruptiva que la pandemia
impondrá en ese macroproceso obliga a realizar un gran esfuerzo de imaginación
a todos los actores que participan ya desde ahora en el ejercicio democrático
de votar y ser votados.
Está claro que se exigirá a los
organismos electorales a venir de menos a más después de la escalada
descalificatoria que le han lanzado desde diversos flancos de la 4T.
Lo mismo tendrán que hacer las
dirigencias de los partidos políticos y los candidatos que disputarán más de 2
mil cargos de elección popular.
Hay dos factores que están generando
una incertidumbre electoral a menos de cuatro meses de que se realice la
jornada comicial.
El primero es la condición de
inconformidad social que ha generado el manejo equivocado de las autoridades de
salud, teniendo como emblema al nefasto Hugo López-Gatell, de la pandemia.
Es un clamor generalizado que el
gobierno debe dar un golpe de timón en la conducción de las acciones para
prevenir muertes y contagios, que en la actualidad tienen unas cifras
verdaderamente escalofriantes, generados por el Covid-19.
No hay excusa para defender las
acciones del sector salud nacional que han ocasionado ya más de 150 mil muertes
que, en muchos casos, pudieron haberse evitado.
El segundo factor es la reciente
decisión del gobierno de lanzar una iniciativa preferente que favorece en el
sector energético el uso de carburantes fósiles como el petróleo y de allí
pasar a la generación de electricidad basada en la combustión del hidrocarburo.
Las consecuencias de un impacto harto
negativo al medio ambiente han sido señaladas por propios y extraños.
Esa iniciativa ha descompuesto la
relación con el inicial gobierno de Estados Unidos que encabeza el demócrata
Joe Biden por violentar el apartado 19 del T-MEC.
Y entre los inversionistas nacionales
y extranjeros que apuestan por las energías limpias la incertidumbre es
igualmente grande.
Pues a 50 días de que inicien las
campañas del proceso electoral 2021, la evaluación del contexto no es otra que
la de que los comicios habrán de realizarse en un ambiente de incertidumbre y
desconcierto.
EN TIEMPO REAL.
1.- En Nuevo León, Morena se está posicionado
cada vez mejor en la disputa por la gubernatura de la entidad. La conciliación
entre las corrientes morenistas de la entidad se ha logrado por el manejo
profesional y cuidadoso del delegado Julio Menchaca.
Con esa tarea de reconstrucción de la
base, la aspirante Clara Luz Flores Carrales aventaja ya en las encuestas al
despatarrado aspirante de Movimiento Ciudadano Samuel García y a la tardanza del
PRI y PAN por definir a sus precandidatos.
2.- En San Luis Potosí ha sido muy
bien recibida la candidatura de Enrique Galindo como aspirante a la alcaldía de
la capital tunera por el PRI. Galindo fue un serio contendiente a la
gubernatura hace seis años. Y ahora reforzará la lucha del senador panista Octavio
Pedroza, que en la alianza PRI-PAN-PRD fue el favorecido dejando fuera a Xavier
Nava.
3.-Ya son muchas las entidades del
país que protestan por la forma tan burda en la que el nefasto José Nelson
Murat Casab impuso a cuatachos y compadres en la lista de candidatos plurinominales
del antaño invencible PRI.
Los que no saben donde esconder la
cara de vergüenza son el líder Alejandro Moreno Cárdenas y la secretaria
general del PRI, Carolina Viggiano Austria.