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Insomnio: ¿Por qué no puedo dormir?

por Redacción
09-12-2021

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Hay muchas variables que tanto por separado, como conjuntamente pueden derivar en problemas para dormir.

En el IEPP nos hemos encontrado que la mayor parte están originados por estrés generado por problemas laborales y familiares. No obstante, la literatura científica hace una diferenciación de las posibles causas del insomnio. Distinguiendo entre las causas médicas y las externas.

Por causas médicas nos referimos a todas aquellas enfermedades que pueden estar afectando a un correcto desarrollo de los procesos necesarios para que se produzca el sueño. También se incluiría dentro de esta categoría el embarazo y la menopausia. Las variaciones hormonales asociados a ambos procesos podrían influir tanto en el inicio como en el mantenimiento del sueño.

Las causas externas hacen referencia a procesos ambientales que pueden influir, tales como malos hábitos de sueño, toma de medicamentos etc. Veamos varios ejemplos.

Estrés diario y acontecimientos traumáticos 

El estrés es una de las causas más habituales que puede llevar a la persona a no ser capaz de conciliar el sueño. Preocupaciones relacionadas la salud, la economía, con el trabajo, con los hijos, etc, hacen que tu cerebro no descanse, se mantenga activo y de esta manera se complica la acción natural de dormir. De la misma manera, un hecho traumático importante como puede ser la pérdida de un familiar, pasar por un divorcio, un despido inesperado... por supuesto que pueden causar insomnio.

Malos hábitos de sueño

Aquí podemos incluir un montón de variables: no llevar una rutina concreta o un horario habitual de sueño, ver la televisión o estar delante de pantallas electrónicas minutos previos a dormirse, dormir la siesta, realizar ejercicio muy intenso antes de dormir...

Cambios de horarios habituales

Los ritmos circadianos están en nuestro organismo a modo de reloj interno y su función es regular entre otras cosas el sueño. Si se cambian o se alteran el cuerpo se resiente y el insomnio aparece. Ejemplo de esto es el famoso "jet lag" tras viajes de muchas horas o las personas que trabajan con cambios de jornadas.

Cenas copiosas

Cuando cenamos mucha cantidad y/o alimentos muy grasos, al cuerpo le cuesta más hacer la digestión y por ello también después coger el sueño. La digestión será pesada, puede haber reflujo gástrico, acidez estomacal, flatulencias... que hagan que la persona tumbada esté mucho más incómoda y necesite incorporarse.

Trastornos de salud mental

La depresión, la ansiedad o el trastorno postraumático son trastornos que se acompañan de manera muy frecuente con insomnio.

Estimulantes y drogas

El café, el té y otras bebidas con cafeína son estimulantes. Beberlas a última hora de la tarde o de la noche puede impedirte que concilies el sueño nocturno. Lo mismo ocurre con la nicotina, su consumo también puede afectar el sueño. En relación al alcohol puede provocan somnolencia y ayudarte a conciliar el sueño, pero una vez dormido impide que se alcancen las fases del sueño más profundas, lo que provoca que te despiertes de forma interrumpida en mitad de la noche.

Medicación

Muchos medicamentos y pastillas que se toman habitualmente pueden afectar al sueño: antidepresivos, medicinas para la alergia, para el asma, para la tensión arterial, para la gripe... Ojo con esto porque igual ahí está el origen.

Trastornos relacionados con el sueño

Dos trastornos que se relacionan directamente con el insomnio y que cursan por la noche son la apnea del sueño y el síndrome de las piernas inquietas. En la apnea ocurren pausas respiratorias periódicas durante la noche, lo que inevitablemente lleva a interrumpir de manera constante el sueño. En el síndrome de las piernas inquietas las sensaciones que se experimentan poco agradables en las piernas y la necesidad irresistible de moverlas, también hace que dormir se vuelva complicado.