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Jalisco y Puebla; con olor y dolor a muerte

por Felipe León López
29-08-2023

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Felipe León López 

 

Al momento de escribir el presente panorama electoral, en Ecuador y en México, el tema de la escalada de violencia, las elecciones y el narcotráfico dominaron la agenda mediática, más que otros temas que se antojan distractores. No es para menos, un candidato presidencial asesinado en el país sudamericano, otros crímenes políticos más se convirtieron en amenazas a los candidatos no deseados por el narcotráfico transnacional quienes decidieron bajar la guardia y despejar el camino a quienes llegaron a la final. Así pasó en nuestro país en 2021, en que los grupos delictivos impusieron candidatos, sabotearon a otros y también provocaron “brazos caídos” de otros más. 

 

En este 2018, en México, como se ha comentado, el crimen también toca la puerta de las corcholatas presidenciales, porque son las que tienen el potencial de la victoria para la llamada 4T, y, críticamente esa violencia sigue escalando con crímenes de alto impacto a mexicanos, mujeres, jóvenes y niños. La violencia contra actores políticos, según Data Cívica 2022 fueron 486 los atentados y, en que va del 2023, llevamos 337. 

 

Expuesto de manera cruda y, sin duda,  con fuertes reclamos y desmentidos: el crimen ya está decidiendo las elecciones en nuestro continente y nada descarta que también lo haga en nuestro país; es el poder fáctico del narcotráfico, más allá de las élites políticas, del status quo, de los factores de poder económico o de las revoluciones sociales. Y, como efecto sociopolítico, las derechas autoritarias son las que avanzan, porque quieren imitar al salvadoreño Nayib Bukele, quien coloca su estrategia de seguridad por encima de los derechos y garantías constitucionales. Y ahí vemos que triunfan personajes como Javier Milei en Argentina o Juan Topic en Ecuador.

 

Y es que aunque quisiéramos hablar sólo de procesos electorales, para los casos de Jalisco y Puebla, que son las entidades que vamos a abordar, es imposible desasociarlos de la fuerza que tienen los poderes fácticos del crimen que ha operado históricamente en estas entidades. 

 

Puebla, que en menos de seis años ha perdido tres mandatarios: dos panistas, un ex gobernador (y senador con liderazgo ascendiente) y su esposa mandataria en funciones, muertos en un accidente aéreo que sigue con muchos cabos sueltos, y un morenista, quien no terminó por fallecimiento luego de una larga enfermedad. En esta entidad tan cercana al centro del país y reconocida porque varios de sus municipios y carreteras operan bandas del narcotráfico, del robo de combustibles (los huachicoleros) y del autotransporte, cuyo primer lugar nadie les quita, siendo de los negocios ilícitos más rentables para las criminales de la región.

 

La disputa por Puebla es fundamental para todos los partidos y dirigentes nacionales, pues posee el quinto padrón electoral más grande del país con 4.4 millones de ciudadanos de los cuales un 62 por ciento participa activamente. Tan así que la clase política se han dado con todo para robarse sus bases de apoyo, por eso, han pasado de ser una entidad mayoritariamente priista por décadas, a ex priistas en el PAN y ex priistas en Morena. No hay proyección partidista netamente pura a pesar de las largas tradiciones de movimientos conservadores (MURO) y revolucionarios de izquierda (guerrillas). 

 

En la entidad hay por tanto una abierta competencia de ex priistas en los dos partidos con posibilidades de ganar: PAN y Morena. Por un lado, los morenistas conversos Ignacio Mier, coordinador de los diputados y el presidente del senado Alejandro Armenta, traen su guerra de espectaculares en toda la entidad y de alineamiento a las corcholatas más apegadas al presidente de la República. Los ánimos están muy ríspidos entre los dos, y otros cinco morenistas esperan que su polarización sea tan irreconciliable que alguno de ellos suba como tercero en discordia.

 

Por supuesto, tanto los titubeos del gobernador sustituto Sergio Céspedes y la división de Morena están siendo aprovechados por el PAN, especialmente por el alcalde de la capital, Eduardo Rivera, aunque también hay otros priistas y panistas que disputan dicha nominación aunque menores posibilidades.

 

En Jalisco, la crisis de inseguridad y violencia desatada por dos cárteles de la droga, el CJNG y el CDS, corresponsables de una guerra sin cuartel están también operando para sus propios intereses a costa de lo que sea, como se ha observado con las desapariciones de jóvenes que vienen desde tiempo atrás, como fue el caso de los ocho estudiantes de cine en 2018 y los casos registrados en este año, sin que autoridades locales y federales puedan dar respuesta efectiva y veraz. 

 

Lamentablemente el crimen organizado en Jalisco ya está operando para el proceso electoral, a los ojos de todo el país y del mundo.

 

Jalisco tiene el tercer padrón electoral más grande, con 5.8 millones de ciudadanos y un nivel de participación del 64 por ciento. Es el primer estado donde Movimiento Ciudadano gana una gubernatura con un disidente del lopezobradorismo, Enrique Alfaro, y donde junto con Nuevo León se trabaja en la construcción de la “tercera vía” rumbo al 2024, porque no hay duda que el laboratorio jalisciense de MC tendrá impacto nacional. El mandatario abre sus cartas y quienes tienen posibilidades son Alberto Esquer, secretario de Integración y Desarrollo Social; el senador Clemente Castañeda; el alcalde de Guadalajara Pablo Lemus. También aparecen Salvador Zamora y Verónica Delgadillo, aunque con menor posibilidad.

 

Pero no la tienen fácil, porque el morenaje en la entidad ha avanzado aceleradamente. Desde hace seis años está con fuerza trabajando el delegado y empresario Carlos Lomelí, y aparecen también algunos alcaldes y diputados pero con menor fuerza. 

 

Del Frente PRI-PAN-PRD, el panista Alfonso Petersen parece el más popular, seguido por Diana González, y por los priistas Arturo Zamora y Hugo Contreras Zepeda. Y aparece un independiente, Pedro Kumamoto, con pocas posibilidades. Si bien el Frente no tiene posibilidades de triunfo, su candidato sí podría restarle votos a Movimiento Ciudadano y, por supuesto darle posibilidades a que Morena también gane la entidad.

 

Otro actor clave, y del que poco se habla, es Rodrigo Gutiérrez Müller, el cuñado del presidente, a quien ubican como operador clave para afianzar el entendimiento entre MC y Morena.

 

Así las cosas, el factor MC, el crimen, los conversos del morenismo y los lazos de sangre están jugando fuerte en los procesos de Puebla y Jalisco, entidades con las que cubrimos este primer acercamiento rumbo al 2024.

 

Marcelo no se va… Lo pusimos en la X (antes Twitter) que Ebrard no se iba a suicidar políticamente siendo que depende mucho de la fuerza de Morena para tener una red de protección ante cualquier eventualidad en su corresponsabilidad por la Línea 12. Además de que Ebrard tiene un olfato político que le ha permitido resucitar entre los muertos: con Camacho Solís en dos ocasiones, como candidato independiente y arropado por el PVEM, por pagar a medias con los muertos de Tláhuac y las veces que declinó por AMLO. Ebrard sabe que es indispensable para AMLO y el proyecto transexenal, porque su pragmatismo y capacidad de entendimiento con las fuerzas anti4T son evidentes y así operó durante el primer tramo del sexenio: apagafuegos ante la ineficiencia de la mayoría del equipo presidencial. Por ello, sus rutas no están en MC, que ya no lo espera, sino en  lograr que 1) AMLO ordene la anulación de proceso interno por viciado y porque es riesgoso que las denuncias contra Sheinbaum fructifiquen en el INE y el TEPJF;  2) Que tanto Ebrard, Monreal y Adán empujen nuevas reglas para la selección del candidato; 3) Si pierden Monreal y Marcelo, condicionan tener controlar el Congreso (diputados y senadores) y mano para candidatos en CDXM, incluyendo la posibilidad de que, si constitucionalmente es factible, Marcelo ahora repita para la CDMX, pues antes lo fue del extinto DF. 

 

 

Xóchitl ya dio de sí… Lo escribió Jesús Silva-Herzog Márquez, uno de los primeros entusiastas con la irrupción de la senadora Gálvez: “El ascenso meteórico de Xóchitl Gálvez parece haber topado un límite (…) Gálvez es una política solitaria. Si cree que puede seguir la misma ruta de su despegue, se equivoca”. Y sí, a decir de los números de menciones orgánicas en la conversación sociodigital (realizado por el analitycs de MWGroup) ha bajado drásticamente y las aguas parecen más niveladas frente a las corcholatas. Sin contar el lastre que significan Marko Cortés imponiéndole al impresentable ex gobernador García Cabeza de Vaca y “Alito” Moreno con José Ángel Gurría, ya ni qué decir de Roberto Madrazo, Javier Lozano, Vicente Fox y otros tantos repudiados por la ciudadanía.

 

 

El manoseo por la CDMX… Trae nerviosos a los morenistas y sus bases, pues están colocándolos contra la espada y la pared si desde sus altos mandos ordenan apoyar a quienes no los representan como el propio Monreal, Omar García, Mario Delgado, Adriana Montiel, Fernández Noroña o algún otro experimento político. La dirigencia (si es que existe) de Morena en la CDMX debe sopesar bien y entender el mensaje que dieron sus huestes el 2021.