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Josephine Baker: la extraordinaria vida de la bailarina y espía

por Redacción
01-12-2021

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Este 30 de noviembre, Josephine Baker será honrada con un memorial y una placa en el Panteón de París, donde descansan las máximas glorias de la cultura francesa, desde Voltaire y Victor Hugo, hasta Marie Curie y Jean-Jacques Rousseau.

Baker será la sexta mujer en recibir este honor, y la única negra.

¿Cómo llegó esta bailarina exótica, originaria de Estados Unidos y famosa por sus provocativos espectáculos en los que aparecía prácticamente desnuda, a estar entre los cerca de 80 héroes nacionales más respetados de Francia?

Pues Freda Josephine MacDonald -su nombre original- no solo se convirtió en uno de los íconos culturales más famosos de la primera mitad del siglo XX.

Además, esta diva, apodada la "Venus de Bronce", se transformó en una heroína de la Segunda Guerra Mundial y luego en una activista por los derechos civiles.

En el camino, Baker rompió todo tipo de barreras, desde culturales hasta raciales.

Nació en St. Louis, Misuri, el 3 de junio de 1906 y tuvo una infancia muy dura.

Su padre, que tocaba el tambor en bares honky-tonk abandonó a la familia, y su madre, que era mitad negra y mitad apalache, trabajó como lavandera para poder mantener a sus hijos.

La pequeña Josephine empezó a trabajar a los 8 años y sufrió maltrato. Para los 14 años ya se había casado y separado dos veces, y fue su segundo marido de quien obtuvo el apellido Baker.

Durante su adolescencia, fue tan pobre que vivía en las calles y dependía de restos de basura para alimentarse.

Una vez contó que empezó a bailar para mantenerse abrigada en las frías calles de St. Louis.

Pero su talento y carisma le permitieron unirse a un grupo de vodevil y luego a una compañía de bailarinas, The Dixie Steppers, que en 1919 la llevaron a mudarse a Nueva York.

Fue en la Gran Manzana donde la descubrió un reclutador de talentos que buscaba artistas para actuar en un revolucionario espectáculo de revista, el primero formado exclusivamente por personas negras, en París.

Con la promesa de recibir US$1.000 al mes, Baker viajó a Francia donde su vida cambiaría para siempre.

El gran salto a la fama lo dio en abril de 1926, cuando, con 19 años, se presentó en el mítico Folies Bergère.

Allí sorprendió al público con un espectáculo muy diferente al que solía presentar el cabaré parisino: el Danse Sauvage ("Danza salvaje").

Baker, vistiendo solamente perlas, un sostén y una falda hecha de bananas incrustadas con piedras brillosas, dejó a todos boquiabiertos con su provocativo baile, en el que meneaba las caderas y cruzaba las piernas al estilo del charlestón.

En su noche de estreno fue ovacionada 12 veces.