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Juan de la Cabada, un narrador siempre incómodo

por Redacción
28-09-2021

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El escritor desarrolló una obra narrativa donde destaca la habitación de personajes comunes y corrientes, peones, marineros o pescadores; fue uno de los pocos ejemplos que en México combinó el arte con la política. 

Juan de la Cabada (Campeche, 1899—Ciudad de México, 1986) fue siempre un narrador incómodo. El desgobierno en sus publicaciones y su militancia comunista, por no decir ese campechanismo a flor de piel que lo caracterizó siempre, hicieron que su obra(un centenar de cuentos, media docena de guiones y extraviados borradores de novela) permanezca prácticamente fuera de circulación.

Editado primeramente en 1940 por el transterrado español José Bergamín (Séneca, Paseo de mentiras), De la Cabada fue acumulando paulatinamente una obra narrativa donde destaca la habitación de personajes comunes y corrientes, peones, marineros, pescadores…, que a decir de María del Carmen Millán pasan pronto a habitar universos de varia y rica imaginación. 


Seres de fábula, como su propio inventor, que José Revueltas (compañero de peripecias y militancias) identificara hacia 1968 como fábula andante y andariega.

“La fábula fabuladora de todas las confabulaciones imaginables” (Revista de la Universidad).

Otro narrador, René Avilés Fabila, también cercano a la militancia del mismo De la Cabada, lo definió (imer.mx) como uno de los pocos ejemplos que en México combinó el arte con la política. “Aun no haciendo una literatura panfletaria, al contrario, supo siempre distinguir entre una y otra cosa”. 

Crédito a MILENIO