Luis Acevedo
Pesquera
Es difícil creer
que un fajador político, de amplia experiencia en el discurso efímero de la
plaza pública, no imaginara cuál podría ser el resultado de una frívola
consulta popular enviada a la Suprema Corte de la Nación para contar con el
respaldo Constitucional a fin de someter a juicio a los expresidentes que lo
precedieron, como si no existieran caminos y recursos más sencillos para
someterlos a proceso.
Precisamente,
por querer tomar a broma la importancia de la institucionalidad que representa
la máxima instancia del Poder Judicial, el ministro ponente Luis María Aguilar
Montes, llevó a cabo la revisión de la petición que hiciera el presidente López
Obrador sobre el valor de su consulta popular y resolvió que el expediente es
inconstitucional.
La decisión del
ministro aun no es definitiva. Falta el voto de los otros once ministros, pero
cualquiera que sea la decisión, el golpe político ya fue dado y seguramente
será utilizado para encubrir cuestiones prioritarias como el deterioro de la
estructura económica en donde buena parte de los indicadores estratégicos
muestran condiciones que no garantizan recuperar las condiciones prevalecientes
antes de la pandemia, no porque fueran ideales sino porque con lentitud
mostraban expectativas de recuperación de la inversión, el consumo y el empleo
en un entorno de control inflacionario.
Hoy, salvo la
reanimación en algunos sectores de la industria y el campo, apoyados en el
mercado estadounidense, el panorama es tan desalentador como los argumentos de
política económica que integran el documento enviado por el presidente López
Obrador a la Suprema Corte para obnubilar el ánimo popular.
La resolución
del ministro ponente, que ha circulado con amplitud, es importante por varias
razones: por su sencillez de lenguaje y método, lo que permite que cualquier
lego podamos entender la importancia del Estado de Derecho y porque analiza
puntualmente cada unos de los argumentos presidenciales.
Sin las
estridencias del expediente original, exhibe el carácter político de los
argumentos que se pretenden encubrir con ideas jurídicas y explica, incluso
documentalmente para la fácil comprensión de cualquier lector, los argumentos legales
que afectarían el sentido de la Carta Magna y que, en su momento, discutirán
los ministros en el pleno.
Punto por punto
analiza y expone el riesgo de que este tipo de arengas de gobierno que, como
vemos pueden ser efectivos en la plaza pública, “desmantelen el cuerpo de garantías
individuales que consagra la Constitución, la eventual violación de diversas
normas y señala que “que los derechos de las personas que se encuentran en
México no son negociables, ni son concesiones u obsequios que las autoridades
dan a las personas; los derechos humanos son cartas de triunfo frente al
gobierno y frente a las mayorías”...
Y en el numeral
51 de la resolución remata esta idea: “Es por lo que la Constitución General
determina que existen temas que no pueden ser parte de una consulta popular,
pues por su naturaleza como pilares fundamentales de la democracia mexicana, no
son optativos, sino que deben respetarse por todas las personas” …
El documento
llama la atención en que la Constitución no puede destruirse a sí misma y,
precisamente por ese motivo, prohíbe expresamente que la consulta popular pueda
realizarse para preguntar si se quiere cambiar el sistema de gobierno o los
principios fundamentales del Estado constitucional, como pretende el presidente
López Obrador.
La
inconstitucionalidad radica en que la consulta para enjuiciar a los
expresidentes, busca disminuir la voz de la ciudadanía y debilitar sus
derechos.
El argumento más
sólido es que si se diera una consulta popular como se pretende finalmente
puede ser el aval para, en lo sucesivo, no investigar, perseguir y ni sancionar
los delitos que, como establece el ministro de la Suprema Corte, generaría un
fraude a la Constitución y al pueblo de México.
Cualquiera que
sea el resultado, el presidente lo utilizará para un interés político, que no
necesariamente será en favor de la democracia ni la justicia.
@lusacevedop