José Luis Camacho Acevedo
Julio César Almanza fue siempre un personaje reconocido en Tamaulipas como un promotor del bienestar de sus paisanos a través del trabajo.
En el momento que lo masacraron los sicarios enviados por sus malquerientes, Julio César terminaba una redacción de nuevos pronunciamientos en contra de una inseguridad que existe en Tamaulipas, tan grande que ya ocasionó el cierre de casi 100 tiendas Oxxo y dos gasolineras en Nuevo Laredo.
El dirigente de FECANACO en Tamaulipas jamás abdicó a sus principios de fincar en el trabajo el éxito de sus propósitos, individuales o colectivos. Jamás se le conoció una acción que pudiera considerarse como algo fuera de la ley.
Y esa actitud de honestidad y su decisión de predicar la justicia con el propio ejemplo de sus acciones como líder, ocasionaron que los afectados por su capacidad de denuncia llegaran a sentirlo como el enemigo a vencer para poder seguir manejando a la entidad, ya de por sí afectada por una aguda problemática social que contemplaba desde el fenómeno de los migrantes hasta el peligro de la proximidad física con los grupos criminales, como si Tamaulipas fuera una tierra sin ley donde imperaba la impunidad y la connivencia entre el poder y la delincuencia organizada.
Julio César fue pues, un enemigo tan imbatible para los políticos confabulados con las bandas criminales, por la reciedumbre de su conducta proba y su verticalidad para llamar a las cosas por su nombre.
La solución para acallarlo fue la más brutal: asesinarlo simplemente.
Un crimen proditorio de un personaje que deja una profunda huella de la capacidad de lucha que se debe tener para combatir los grandes males sociales que todos conocemos.
¿Qué sigue en Tamaulipas y en México después del crimen odioso perpetrado contra un hombre de bien, un ser humano de excepción como fue Julio César Almanza Armas, por el hecho de defender sus principios ante el abuso de autoridad y la impunidad criminal?
Con López Obrador completamente rebasado como autoridad, la opción de esperanza para reorientar el rumbo perdido por México en los últimos seis años, es el hecho de que Claudia Sheinbaum sea una presidenta del país llena de voluntad, sensibilidad y valor para cambiar las cosas.
EN TIEMPO REAL.
1.- Qué chistoso se ve el zalamero de Epigmenio Ibarra en el programa de Ciro Gómez Leyva pidiendo que, de la noche a la mañana, los mandamases de Estados Unidos se vuelvan respetuosos de los acuerdos que tienen con México y de plano se porten bien. ¡Cachaza pura!
2.- En Puebla Alejandro Armenta ha iniciado una cruzada de acercamiento real con los ciudadanos a través de sus giras regionales. Lugares que jamás habían conocido a un gobernador, ahora han sido visitadas, y escuchadas, por Alejandro Armenta.
3.- Las acciones criminales en el Estado de México ya están rebasando las cifras macabras que eran, hasta hace unas semanas, privilegio de la contabilidad guanajuatense. La maestra Delfina Gómez debe dar un manotazo oportuno para que el crimen organizado, en contubernio con algunos de sus colaboradores, no conviertan a la entidad en su campo favorito de operaciones. Aviso a tiempo.