Manuel Diaz Energía
Qué pasara con las iniciativas
de AMLO para la Industria Eléctrica y la Ley de Hidrocarburos ¿Sus senadores y
diputados agacharán la cabeza y no moverán ni una coma? porque ya fueron
declaradas inconstitucionales, pero ¿Con la fuerza de un dictador las pretenderá
imponer aún por encima de las instituciones y de la Constitución?
“El mejor negocio del mundo”
Empezando por sus alfiles del sector, ya podemos pronosticar un pésimo diagnóstico. La secretaria de Energía Rocío Nahle con tan poca experiencia en el sector, sus conocimientos son del campo de la refinería y particularmente de Minatitlán, donde trabajó al salir de Zacatecas y desde donde vio pasar, entre otras cosas, las negociaciones de la planta de Etileno XXI de Odebrecht-Brasken-IDESA de Javier Jiménez Espriú y de electricidad no entiende ni la “o” por lo redondo. Otro, Manuel Bartlett, que de energía no tiene la menor idea, su vida como funcionario la dedicó principalmente al espionaje y la represión desde la Secretaría de Gobernación y Octavio Romero que su primera relación de responsabilidad en el sector fue ser director de Pemex.
Estos tres personajes y su jefe máximo piensan que estamos en 1938, justo después de la expropiación petrolera y que apenas se creó Pemex. Cuando el petróleo movía al mundo, el general Cárdenas tuvo el tino de fundar una empresa que permitiera el control de los hidrocarburos en beneficio del país y permitió la asociación de Pemex con el capital privado para desarrollar la industria.
Ahora el petróleo está de salida, el mundo se encuentra en plena transición hacia el uso intensivo de energías limpias.
Pero el entendimiento de AMLO en el tema es de principios del siglo XX, de hecho, en relación con la compra de la refinería de Dear Park, aseguró: “Acerca de si es buena compra o mala compra, no hay pérdidas, no existen pérdidas, es que el petróleo es el mejor negocio del mundo”.
AMLO tampoco entiende el calentamiento global y para justificar sus medidas retrógradas dice que las empresas privadas “agarraron la bandera del medio ambiente para justificar el jugoso negocio de la industria eléctrica de la privatización”. Y sí, las empresas privadas están cambiando, pero no por el tema de la privatización, sino porque el nuevo desarrollo energético está en las renovables.
El compañero presidente no
entiende que el petróleo dejó de ser el mejor negocio del mundo debido a la
disminución de la demanda producto de los compromisos adquiridos por los países
en la COP de Paris y recientemente en la cumbre de Cambio Climático promovida
por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que animó a grandes países
emisores a reforzar sus compromisos climáticos, empezando por ellos mismos que
duplicarán su meta de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero
para 2030.
En otras palabras, en 2030,
Estados Unidos, Europa y Asia, con Japón, China y Corea del Sur dejarán de
producir automóviles de combustión interna, incluidos los híbridos.
Además, los tratados comerciales como el T-MEC y los mecanismos de los mercados internacionales regulados por la Organización Mundial de Comercio elevan sus requerimientos para mercancías y empaques que ingresen a los principales mercados como Estados Unidos o Europa que deben producirse por un porcentaje mayor al 60% de energías limpias, de lo contrario no podrán ser exportados a esas regiones.
Es tan miope la visión de Rocío Nahle que asegura que 50 millones de autos en México consumen gasolinas y diésel, frente a 26 mil vehículos híbridos y / o eléctricos. Asegura que Pemex tiene la misión de abastecer el mercado nacional de combustibles mediante la producción en las refinerías en el sistema nacional de refinación, como si esto fuera eterno.
AMLO y su séquito en Energía nos recuerdan la frase de José López Portillo “tenemos que prepararnos para administrar la abundancia” que los recursos del petróleo nos darán, eso piensan, confiaron en que el precio se elevaría y sorpresa, cayó dramáticamente dejando a México con la peor deuda y crisis de la historia.
El escenario de 1982 está a punto de repetirse, el negocio del petróleo se reduce de forma acelerada y apostar a derivados como la gasolina, llevará a una crisis económica a los países que no tomaron la responsabilidad de cambiar y adaptarse a las nuevas tecnologías y energías que mueven al mundo.
México pagará muy caro la
intención de AMLO de generar un monopolio del Estado en Pemex y CFE con
combustibles fósiles.
Contra las PYMES
Las consecuencias de esta política energética repercutirán en la industria privada, sobre todo en la pequeña y mediana empresa que quedará limitada para participar en los mercados internacionales de exportación. Y el mercado automotriz mexicano en el rezago como pasó en Cuba, con automóviles de antes de la Revolución. No tardará en registrarse un desabasto de gasolina porque la importación se está limitando y lo que Pemex produce es insuficiente y de pésima calidad, lo que tarde o temprano impactará al empleo y al desarrollo tecnológico.
Ya lo he dicho antes, urge un
cambio de rumbo en el sector energético, la bomba que se avecina posee un nivel
de destrucción tal, que dejará al país sumido en una crisis peor que la de 1982
con José López Portillo.