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La ciencia también puede ser un buen negocio para México

por Redaccion CE
24-08-2022

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El fundador de The Ganesha Lab (TGL) asegura que hacen falta una serie de acciones que incluyan evaluar incentivos entregados a los académicos en las universidades, aportes económicos en las distintas etapas del desarrollo de una startup y preparar nuevas generaciones de inversionistas en biotech.

Cada vez más, los desafíos globales apelan a la ciencia para encontrar soluciones al acceso a la salud, la escasez de alimentos y el envejecimiento de la población, entre otras amenazas emergentes.

 

“Los emprendimientos biotech nacidos en la región de Latinoamérica tienen perspectivas globales, y sus mercados potenciales no tienen fronteras”, menciona el fundador de Ganesha Lab (TGL) Markus Schreyer, quien no solo está consciente de esos desafíos, sino que conoce las enormes potencialidades de la innovación científica y la apuesta en tecnología. 

 

Por ello, la aceleradora desarrolló  un programa que incorpora a los emprendedores enfocados al desarrollo de biotecnología –biotech--  a un sistema de trabajo en el que acceden a mentorías y talleres por tres meses, luego participan en un programa de soft-landing virtual de dos semanas en Estados Unidos y, por último, asisten a un evento final en el que presentan sus soluciones ante un selecto jurado internacional: “Desde ese punto en adelante, sólo resta crecer”, señala el mentor.

 

“Con la mira puesta en México y contra lo que suele creerse, podemos asegurar que la ciencia también puede ser un gran negocio para el país”, y advierte que “el principal desafío de este tipo de iniciativas es que las startups biotech requieren mucho capital en las etapas iniciales, el cual deberá ser posteriormente retornado a los inversionistas de forma atractiva”.

 

Y es a la luz de ese desafío que nació TGL, según Schreyer, quien se muestra permanentemente optimista sobre la posibilidad de que los emprendimientos biotech latinoamericanos se expandan globalmente, gracias a una serie de efectos potenciados por la pandemia: “Sirvió para varias cosas, como visibilizar emprendimientos de base científica-tecnológica con la comunidad, reforzar la necesidad de invertir constantemente en Ciencia y Tecnología a nivel gubernamental, y que las startups aparezcan en el mapa de los inversionistas con el tremendo potencial y retorno que tienen”.

 

Consultado sobre los desafíos estructurales que podrían encontrar los emprendedores latinoamericanos del sector, Schreyer se refirió a la necesidad de crear Parques Tecnológicos o Centros de Biotecnología, con espacios tipo co-work y acceso abierto o modalidad de arriendo.

 

Aún existen algunos reparos y reticencias sobre la proyección de este tipo de startups en el mercado internacional. Schreyer, también ex director de Thermo Fisher Scientific en Latam, considera que son apenas prejuicios y, en cambio, ofrece una descripción detallada del negocio, sus características y sus potencialidades en LATAM.

 

Hacen falta una serie de acciones de apoyo que incluyen evaluar incentivos entregados a los académicos en las universidades, hacer aportes económicos en las distintas etapas del desarrollo de una startup, facilitar el acceso a redes globales para el escalamiento y preparar a la nueva generación de inversionistas entendidos en la industria biotecnológica.

 

Por último, Schreyer aboga por una industria de Venture Capital más madura y especializada en América Latina, donde se desarrollen fondos con foco en Biotecnología: “Con un impulso de este tipo es posible acelerar a la industria y el proceso de creación y crecimiento de startups”, opina el experto.