Lo menos que se puede decir es que al presidente López Obrador le ha faltado comedimiento en su trato con los integrantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Como todos los presidentes, ve con enfado el Poder Judicial Federal y a su órgano supremo en las decisiones que no le favorecen. No obstante su injusto juicio, la Corte está en forma. El pleno es un buen tribunal, con rigor jurídico y equilibrios por la diversidad de perfiles que lo integran.
Hay quienes quisieran que sirviera de contrapeso al Ejecutivo. No lo es ni lo debe ser. Su tarea no es esa, aunque sus decisiones pudieran tener efectos de contención a cualquier gobierno, a partir de acreditar la constitucionalidad de los actos de autoridad; es un tema de estricta legalidad, no de carácter político. El Poder Judicial está inmerso en una realidad política que ha hecho de la polarización el signo distintivo de estos tiempos. Además, está en curso una reforma interna y, destacadamente, la integración de la justicia laboral a su seno. El ministro Fernando Franco concluirá su período, jurista reconocido por su buen criterio y razonamiento jurídicos.
Autor del proyecto que declaró inconstitucional la ampliación del periodo del ministro presidente Arturo Zaldívar y votado favorablemente por casi la totalidad de sus integrantes. Luis María Aguilar y Norma Piña votaron en contra porque en su razón hubo, además, violación al procedimiento legislativo, provocando una excedida respuesta del Senador Ricardo Monreal. El ministro Franco puede sentirse satisfecho al término de la etapa más destacada de su trayectoria profesional. Arturo Zaldívar padeció una desproporcionada embestida a raíz de la ley que extendía su mandato más allá del término constitucional. Lo resolvió bien, además de lograr que el Tribunal Electoral superara la crisis provocada por el anterior presidente del Tribunal, José Luis Vargas.
El Presidente ha propuesto al Senado una terna irrefutable, todos tienen como referencia el Consejo de la Judicatura Federal: Bernardo Bátiz, Loretta Ortiz y Verónica de Gyvés. Aunque hay quien ve como favorita a Loretta Ortiz, debe destacarse la respetabilidad y la histórica cercanía de Bernardo Bátiz con el presidente, así como la sólida y confiable trayectoria profesional de Verónica de Gyvés. Sergio Sarmiento en Reforma destaca la afinidad de la terna con el presidente López Obrador, es común que así sea.
Pondera con buenas razones a Verónica de Gyvés, pero le preocupa que sea esposa del actual presidente del Tribunal de Justicia de la Ciudad de México, recientemente reelecto. 73 magistrados votaron a su favor, después de ponderar el razonamiento legal que cuestiona Sarmiento. Las propuestas de ministros presentada por el Presidente y las decisiones del Senado han sido acertadas. Por lo pronto, más allá de los gritos y sombrerazos, del ambiente de descalificación y polarización, con frecuencia promovido por el mismo presidente de la República, se puede afirmar que la Suprema Corte de Justicia de la Nación vive un buen momento.
Federico Berrueto fberrueto@gmail.com @berrueto
