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La disputa por la CDMX

por Alejandro Envila Fisher
06-09-2022

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Mucho más peleada que la presidencial de acuerdo a la fotografía política de hoy, la batalla por la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México es la otra gran disputa político electoral en el escenario del año 2024, pues los comicios de 2021 arrojaron la sorpresiva pérdida para Morena, de por lo menos la mitad de la ciudad que por décadas fue considerada el bastión de la izquierda.


Es cierto que el de 2021 era otro momento político, pues la alianza Va por México era una novedad que lucía esperanzadora para quienes no comparten el proyecto del presidente Andrés Manuel López Obrador. Pero aunque a nivel federal hoy las cosas se ven diferentes porque esa coalición opositora no ha sabido darle continuidad a su trabajo y por momentos parece resquebrajarse, en la Ciudad de México las cosas no han cambiado, al menos tanto como en el panorama nacional.


La decisión presidencial de fustigar abiertamente a la clase media capitalina después del resultado electoral de 2021, adverso a Morena y sus candidatos en la CDMX, provocó que la visión crítica al lopezobradorismo se endureciera y se fortaleciera, justo por la agresiva reacción de un mandatario que exhibió otras de sus fragilidades: carece de tolerancia a la crítica, y también de autocrítica.


Para competir por la Jefatura de Gobierno en 2024, en la Ciudad de México Morena tiene a tres precandidatos con posicionamiento y padrinazgos reales:  Rosa Icela Rodríguez, una mujer de más trabajo que la mayoría de los integrantes del gabinete y que goza, desde hace décadas, de la confianza y el afecto del presidente; Martí Batres Guadarrama, quien ha caminado incondicionalmente al lado de Andrés Manuel y para él, desde mediados de la década de los años noventa, cuando Cuauhtémoc Cárdenas encumbró al tabasqueño como dirigente nacional perredista; y Omar García Harfusch, el externo que rompe la regla de la militancia partidista y la cercanía presidencial, pero que aparece muy bien calificado en la mayoría de las encuestas y además, tiene el voto de confianza y el favor de Claudia Sheinbaum.


En el PRI definitivamente no hay, y seguramente no habrá candidato. Si a nivel nacional ese partido está en ruinas, el PRI de la Ciudad de México esta completamente demolido. El efecto Alito solo sirvió para terminar de destruir lo que antes ya había dejado inservible el efecto Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre con sus escándalos de trata y el abuso sexual financiados por El Rey de la Basura con las prerrogativas del partido. Hace mucho que el PRI capitalino está hundido, por lo que los escándalos actuales de Alejandro Moreno solo han confirmado su virtual inexistencia, e inviabilidad, en la vida política de la capital del país.


El PAN parece el partido llamado a disputarle la Jefatura de Gobierno a Morena con un cuadro propio, pero a condición de que haga una alianza opositora capitalina que además, tenga un elevadísimo componente ciudadano hasta ahora todavía no consolidado. La razón es simple pero contundente: en 2021 fue Acción Nacional quien recibió los votos del descontento de la clase media capitalina con las políticas y los desplantes del presidente. Esos fueron votos ciudadanos, de castigo al presidente más que votos a favor de una oposición que no ha sabido articularse ni construir una propuesta alternativa, algo que los panistas harían bien en recordar.


El PAN en la CDMX tenía cuatro candidatos, pero ya solo le quedan tres. Jorge Romero Herrera trabajó para apostar todo su capital político a la Jefatura de Gobierno a partir del sorprendente resultado electoral de 2021, pero hoy su situación política y personal ha cambiado radicalmente.


Antes de la victoria opositora en la CDMX, Romero pensaba proyectarse a nivel nacional aprovechando los vacíos que deja el infantilista liderazgo de Marko Cortés. Cuando las urnas mostraron que por lo menos la mitad de los capitalinos le habían dado la espalda a Morena, a López Obrador y a Sheinbaum, la ambición de Romero despertó y empezó a tejer desde San Lázaro para perfilarse como el candidato a la Jefatura de Gobierno. Pero su posición siempre fue frágil y una sola maniobra desde el poder lo puso en su lugar. La detención de Luis Vizcayno Carmona y el resurgimiento del escandalo por el Cartel inmobiliario, no solo congelaron, dinamitaron las aspiraciones de Romero por tratarse nada menos que de la cabeza del grupo de panistas señalados como responsables, y beneficiarios, de la desbordada construcción de edificios, muchos fuera de  norma, en la que hoy se nombra como alcaldía Benito Juárez. Ahí, con una sola detención y puesta a disposición, acabaron las aspiraciones del panista que mueve los hilos del partido azul en la capital del país.


Si el PAN capitalino quiere conservar su condición competitiva en la Ciudad de México. Tendrá que hacer dos cosas: por un lado aislar su dinámica de la división que impera en Va por México a nivel nacional y, simultáneamente evitar que el escándalo del Cartel Inmobiliario y Jorge Romero se conviertan en un estigma del partido. Si lo consigue tiene todavía a tres aspirantes que podrían ser competitivos en la carrera por la Jefatura de Gobierno: El alcalde Santiago Taboada, si es que logra salir limpio de la cacería judicial contra el grupo de Romero, otra alcaldesa, Lía Limón, si es que logra recuperar la dinámica que parece haber perdido en Álvaro Obregón y consigue explotar los expedientes que tiene sobre la corrupción de la administración de Layda Sansores en la alcaldía, y la senadora Xóchitl Gálvez, quien tiene nombre, arrestos, popularidad y ánimo para buscar hasta la candidatura presidencial, como lo demostró al hacer huir y callar al senador morenista, Cesar Cravioto, hace unas semanas, pero parece decidida a competir por la Jefatura de Gobierno.


La disputa por la Ciudad de México es diferente, y es muy probable que así se mantenga, a la disputa por la Presidencia de la República. Culturalmente hablando, la capital del país es la más clasemediera de todas las ciudades mexicanas y la postura asumida por el presidente, fustigando por enojo y falta de prudencia las expresiones y preferencias políticas de sus ciudadanos, prácticamente garantiza que la polarización se mantenga y la rebelión de la clase media aspiracionista solo crezca. Además, en la ciudad capital la pensión de adultos mayores se convirtió en una costumbre porque tiene 20 años vigente, con lo que perdió ya una parte de su encanto novedoso y efectividad electoral.


Algunas encuestas anuncian que Morena ha recuperado competitividad en la CDMX, pero todos en Morena saben que la única encuesta que servirá para definir la candidatura a la Jefatura de Gobierno, es la que se confeccionará en Palacio Nacional, de acuerdo a la intuición, las apreciaciones, los afectos, las confianzas y los intereses personales de López Obrador; un presidente enojado y agresivo con la población capitalina. Eso, también podría jugar en contra del candidato o candidata de Morena.