El Perfeccionismo en psicología se define como la creencia que tiene la persona cuando cree que debe alcanzar la perfección en todo lo que hace.
En mis más de 10 años de experiencia laboral como psicóloga haciendo entrevistas personales en una agencia matrimonial, cuando les pedía a mis clientes que resaltaran varias cualidades acerca de ellos, en muchísimas ocasiones incluían ser perfeccionistas como una de ellas.
En psicología al perfeccionismo también se le conoce como “Síndrome del Perfeccionista”, o “Trastorno Anancástico de la Personalidad”. Vamos a profundizar más en ello.
Personalidad Perfeccionista
A priori podemos creer que tener una personalidad perfeccionista es positivo y una virtud y que el perfeccionismo es una cualidad o característica muy buena e identificarlo con el éxito y el triunfo. Cuidado aquí, porque casi nunca es así y es que el exceso de perfeccionismo puede llevar a todo lo contrario, puede ser negativo, tener muchas desventajas y provocar ansiedad, angustia, tensión y un sentimiento de fracaso constante en el día a día de la persona perfeccionista.
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Causas del Perfeccionismo
- Genéticos, existirá una predisposición genética con la que se nace. El indicador biológico del rasgo ansioso de la personalidad seria la hiperactividad del receptor serotoninergico postsináptico, existente en los trastornos de la personalidad como son el de evitación, dependencia y el obsesivo-compulsivo.
- El entorno y el ambiente en el que crecemos y nos desarrollamos que influye mucho más de lo que a veces imaginamos. Aquí podemos destacar:
- Recibir elogios y alabanzas constantemente que provocan que la autoestima dependa únicamente de ellos: “lo has hecho fenomenal”, “eres maravilloso”, “perfecto, como siempre”, “no es por presumir, pero el más listo de la clase tú”… Cuando esto pasa, la persona se acostumbra y para mantenerlo se vive con una presión interna extra nada positiva.
- Sufrir humillaciones de manera habitual durante la infancia; esto puede llevar a pensar que para ser aceptado y dejar de ser humillado, tendremos que esforzarnos en conseguir la perfección.
- Estilo de crianza con padres autoritarios que exigen mucho a sus hijos: “¿solo has sacado un 8 en matemáticas? tu eres capaz de mucho más, la próxima vez demuéstrame lo que vales y saca un 10” Estos niños se vuelven muy autoexigentes y perfeccionistas porque de esta forma reciben el cariño de sus padres y creen que es la única forma de conseguirlo.
- Crecer en un hogar con padres y/o hermanos muy exitosos. Aquí la persona se quiere sentir igual, quiere compararse con ellos para sentirse un miembro más de la familia.
- Los hijos de padres perfeccionistas pueden desarrollar una personalidad perfeccionista porque es lo que han aprendido en casa y es que los hijos son modelos que aprenden y absorben como esponjas lo que ven y viven en su día a día.
- Tener la autoestima baja, esto puede llevar a la persona a buscar la perfección pensando erróneamente que así compensará los sentimientos de inferioridad.
- Tener poca tolerancia al fracaso o a la frustración, en este caso la persona puede intentar compensar de manera exagerada este miedo buscando la perfección.
- Competitividad. La sociedad altamente competitiva en la que vivimos puede causar que la gente se obsesione por la perfección para conseguir buenos resultados y destacar por encima de los demás. Vivimos en un mundo en el que el comportamiento, el estatus y la imagen determinan la utilidad y el valor de la persona. No hay que alejarse para encontrar ejemplos: el mercado ofrece todo tipo de remedios cosméticos para el consumidor defectuoso. Mientras tanto, redes sociales como Facebook o Instagram se ofrecen como plataforma de intercambio de las versiones más perfectas de nosotros mismos y de nuestro estilo de vida ideal.