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LA HERENCIA DE AMLO: Política exterior y relación con EEUU

por Felipe León López
18-10-2023

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Al momento de escribir la siguiente reflexión, el mundo es sacudido por los demonios de la guerra, la polarización, el odio y el desencanto con la democracia.  Y no sólo nos referimos de la inestabilidad en países africanos y sus siete golpes de Estado registrados en los últimos tres años, al crecimiento de los candidatos con perfiles autoritarios, sino a conflictos bélicos y políticos que colocan al gobierno de nuestro país en encrucijadas  que requieren definiciones precisas y contundentes.

 

Es el caso de la invasión de Rusia a Ucrania, la inestabilidad regional en América Latina –particularmente en países como Nicaragua, Venezuela, Bolivia, Perú y ahora Guatemala— y, por supuesto, la reciente explosión crítica en Israel por los ataques del grupo terrorista Hamás y su reacción violenta contra el pueblo palestino.  

 

Nada fácil la agenda internacional de México, pues apenas la semana pasada tuvo lugar el llamado Diálogo de Alto Nivel Sobre Seguridad con los representantes de los Estados Unidos donde se abordaron temas ríspidos: la migración, el fentanilo y la desactivación de los cárteles mexicanos de la droga, así como  el relanzamiento del muro fronterizo. No tan ajeno al referido diálogo, el debate en las cámaras de nuestro vecino país, donde cada vez toman más fuerza las voces de los republicanos, a las que se han sumado demócratas que amenazan con intervenir en nuestro territorio so pretexto del combate a los traficantes de estupefacientes.  

 

Así las cosas, en la revisión que hacemos de los pros, contras y pendientes de la agenda que heredará Andrés Manuel López Obrador a la próxima administración, repasamos el “Proyecto Alternativo de Nación 2018-2024” el cual dedicó un solo párrafo respecto a la forma en que se conduciría su gobierno con el resto del mundo y que dice:  “La política exterior se regirá por los principios de soberanía nacional y no intervención, solución de los conflictos en forma pacífica y mediante el diálogo, y por el respeto al derecho de autodeterminación, solución de los conflictos en forma pacífica y mediante el diálogo y por el respeto al derecho de autodeterminación; en su estilo, no será protagónica sino prudente y buscará la cooperación para el desarrollo”.

 

Digamos que, en términos generales, el presidente de López Obrador, quien ha viajado muy poco al exterior, ha cumplido con ese compromiso, pero no del todo, porque aunque ha reiterado que dicha responsabilidad la ha descargado sobre sus dos cancilleres, Marcelo Ebrard y Alicia Bárcena, es él quien toma la última palabra, a veces pasando por encima de la tradicional diplomacia mexicana y del Artículo 89 fracción X.

 

Sí, hay un apegado a lo que dicta la llamada Doctrina Estrada de no intervención y libre autodeterminación de los pueblos, evitando entrometerse en asuntos que corresponden a la soberanía de países o guardando distancia con los conflictos como son los casos de la invasión a Ucrania y ahora con los atentados del grupo Hamás, los cuales le han generado muchos cuestionamientos.

 

Pero, como lo comentamos en semanas anteriores, también existe una Doctrina AMLO, esa que abandona la sí intervención y falta el respeto a las decisiones soberanas de cada nación, pues el presidente ha dado espaldarazos públicos a los candidatos izquierdistas presidenciales de Bolivia, Argentina, Brasil, Colombia, Honduras y Guatemala, lo que ha desatado no pocos reclamos diplomáticos y de líderes políticos de derecha e izquierda de estos países.

 

Y no queda ahí. El debate Estados Unidos, nuestro indisoluble socio comercial que vale 860 mil millones de dólares, por el tráfico de fentanilo proveniente de México ha abierto la confrontación con los políticos estadounidenses, por lo que, por primera vez un mandatario mexicano llama los mexicoamericanos a no votar por candidatos republicanos y aquellos que respalden posiciones antimexicanas, en una abierta intromisión electoral que ya tiene advertencias en ese país.

 

En términos positivos, aunque el presidente mexicano ha viajado muy poco por el mundo, su presencia y liderazgo en la región sigue influyendo mucho, lo cual debe reconocerse como un baluarte de que su liderazgo interno ya se exportó.

 

Otro punto favorable es que, aunque se ha criticado mucho su titubeante política migratoria, esta crisis humanitaria que le estalló como a nadie en el pasado,  tuvo a bien ser atendido por un “Plan Marshall” con su propio sello para Centroamérica, el cual, a diferencia de los esfuerzos anteriores desde el Sistema de Integración para Centro América (SICA) hasta el Plan Puebla Panamá, ningún gobierno invirtió y dio resultados tangibles como el mexicano actual para construir polos de desarrollo en la frontera sur: el Tren Maya, el Interocéanico y la refinería Dos Bocas.  Quizá si los proyectos de López Obrador hubieran sido apoyados a fondo por nuestros socios Estados Unidos y Canadá, en el futuro medio habríamos tenido el muro de progreso y contención para la migración que nos viene del centro y sur del continente.

 

La política exterior mexicana tiene que ser revisada, ya sea para reformular lo que dicta el Artículo 89 de la Constitución o para fortalecerlo ante las nuevas realidades que enfrentamos. México no es una isla ni estamos salvados por la exclusión de los conflictos internacionales. Un ejemplo es el que el 11-S, los atentados terroristas contra Estados Unidos, marcaron en definitiva el creciente ascenso de los cárteles mexicanos hasta el empoderamiento que hoy conocemos y que impacto nuestra vida cotidiana y de toda la región. Así que, mucho qué hacer y repensar.

 

#LaRutaEsClara y la semilla de la rebelión… Vaya que las bases sociales y simpatizantes de Morena en la CDMX sí tomaron muy en serio la competencia democrática y prácticamente encendieron motores para que, gran parte de éstos, cerraran filas con Clara Brugada. Lo que nació como una señal de alerta entre formadores de opinión como Julio Hernández, pronto se extendió entre líderes de organizaciones sociales del movimiento urbano popular y generó nuevas corrientes de opinión contra la eventual postulación de Omar García Harfuch. Por supuesto, la rebelión podría ser el inicio de un “hasta aquí” a las decisiones arbitrarias  y poco sensatas con que el pragmatismo de Morena opera, pero sobre todo, un hasta aquí al proceso de militarización que ha permitido la 4T.

 

Cascajo pragmático para ganar el Congreso… Esa es la señal que mandan los operadores y asesores (¿quiénes serán esos genios?) que han llevado a Claudia Sheinbaum a aceptar menos del 3% de votos del PT, menos del 5% del PVEM, menos del 0.5% del PES y algunos incuantificables como Romel Pacheco. La lección de haber hecho morenistas a Germán Martínez, Gabriela Cuevas, Manuel Espino y Lilly Téllez no quedó bien aprendida.

 

 

Encuestas van y vienen… Indermec en su encuesta del 24 y 27 de septiembre en Morelos, ubicó a Víctor “El Wero” Mercado con un 19.4% de las preferencias como candidato de Morena a gobernador por 17.8% de la senadora Lucía “Lucy” Meza, quien era su principal contrincante y que quedó fuera. En Tabasco, por su parte, Yolanda Osuna peleará hasta el final para que sea la candidata por encima de quien viene presionando, Javier May, Óscar Cantón y el caballo negro, César Raúl Ojeda Zubieta.