Cuando se empezaron a mencionar posibles compradores de City Bank el presidente Andrés Manuel López Obrador externó su deseo de esa institución, y el valioso patrimonio cultural que está en su poder, fuera adquirida por un banco que tuviera a mexicanos como dueños.
No logró ese propósito nacionalizador de City Group Banamex.
Pero ahora ha surgido una interesante nueva opción para los empresarios banqueros mexicanos: ser candidatos de la oposición a la presidencia de la república.
Entre los integrantes de la cadavérica alianza Va por México, PAN, con Marko Cortés a la cabeza; PRI, dirigido por el muy controvertido Alejandro Moreno, alias Alito; y Jesús Zambrano del PRD, al parecer no habrá acuerdo para que esos partidos concilien sus intereses y logren construir una candidatura de unidad y que surja de las filas de cualquiera de esas organizaciones a punto de morir.
Marko Cortés ya hizo el papelazo con su propuesta de que los que aspiren a ser candidatos, presidenciales sobre todo, deben dar muestras de ser conocidos por el electorado y para ello deberían llevar a la dirigencia blanquiazul nada menos que UN MILLÓN DE FIRMAS DE APOYO.
¡En la madre¡
En el PRI las malas artes marrulleras de Alito ya enseñaron la oreja. El campechano perseguido por su sucesora en el gobierno de esa entidad, la indefinible Layda Sansores, está dejando que se la crean Beatriz Paredes, Enrique de la Madrid o José Ángel Gurría y que su partido los tiene considerados en serio para ser en su momento candidatos a la presidencia de la república producto de un pacto de que se respete en la asamblea nacional.
La verdad es que Alito está jugando a ser el candidato presidencial del PRI, y de ser posible, hasta de Va por México, algo que se antoja verdaderamente difícil si no es que imposible.
Alito busca el dinero que las prerrogativas darán a los partidos que tengan candidatos presidenciales y, desde luego, un fuero político que le de una inmunidad como la que ahora busca desesperadamente Ricardo Anaya.
Los organismos civiles como los que encabezan Claudio X. González o Fernando Lerdo de Tejada, carecen de un respaldo popular real y no representan a ninguna corriente mayoritaria que se tome en serio.
Sin el rechazo de la sociedad a ciertas de las medidas de gobierno de AMLO, como la defensa del INE, del INAI y de la Suprema Corte, específicamente de la ministra presidenta Norma Piña, esos organismos “de la sociedad civil” sobreviven como polizontes de esos movimientos no convocan como tales ni a los vecinos de las cuadras en donde viven sus “dirigentes”.
Ante ese panorama apocalíptico de las oposiciones, partidistas y civiles que existen en nuestro país, ha empezado a circular una interesante y muy viable e que pudiera construir una verdadera opción que pudiera ser una oposición a MORENA, con posibilidades de triunfo, en 2024.
Las figuras que se han mencionado para construir una candidatura de oposición fuertes son Empresarios-Banqueros, cuyas instituciones sean completamente mexicanas.
El primer personaje del que se habla es el del dueño de Banorte y Banregio, Carlos Hank González. El puro nombre de este empresario-banquero-mexicano, hace que muchos políticos del viejo cuño remuevan sus ansias de volver a participar en el apoyo a una candidatura presidencial.
En segundo lugar se baraja, también con razonada insistencia, la figura del dueño de Banco Azteca, Ricardo Salinas Pliego.
El también propietario de Elektra y de medios de comunicación tan poderosos como TV Azteca, ha sido considerado por el propio presidente López Obrador como uno de los empresarios mexicanos con los que se lleva mejor.
Y finalmente aparece entre los Empresarios-Banqueros, un caballo negro que es el propietario de Banbajío, Salvador Oñate Ascencio.
El crecimiento de la institución bancaria del guanajuatense Oñate Ascencio, ha sido impresionante al grado de estar ya entre las cinco instituciones financieras con una bancarización que, en el muy corto plazo, la puede llevar a ser la tercera institución del país con mayor presencia y crecimiento.
Pues si los partidos políticos se siguen peleando las migajas de ser oposiciones solitarias; y las organizaciones civiles simplemente no convencen a nadie y menos a un electorado tan politizado como es el mexicano de estos tiempos, pues allí están los Empresarios-Banqueros listos para cualquier desaire.
POR JOSÉ LUIS CAMACHO ACEVEDO
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