China, el país dónde se detectó por primera vez el nuevo coronavirus hace dos años, corre el riesgo de convertirse en la mayor economía del mundo en la que los peligros asociados a la pandemia tarden más en desaparecer, según advierten algunos expertos.
Este vaticinio suena paradójico cuando se toma en cuenta que el gigante asiático logró contener exitosamente aquel brote inicial de Wuhan y que, desde entonces, ha mantenido la enfermedad bajo control y ha registrado cifras de contagios y muertes muy por debajo de lo que se ha visto en muchos otros países.
Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indican que hasta este 4 de febrero China había registrado 139.891 casos confirmados de covid-19 y 5.700 muertes desde enero de 2020. Esta cifra contrasta fuertemente con los más de 75 millones de contagios y más de 888.000 muertes que ha sufrido Estados Unidos, un país que tiene una cuarta parte de la población china.
Detrás de estos buenos resultados está la política de covid cero aplicada por Pekín que, mediante la adopción de medidas draconianas, ha logrado detener la transmisión de la enfermedad.
Desde el inicio de la pandemia las fronteras internacionales de China han estado básicamente cerradas, mientras que en su interior ha habido pruebas de detección masivas, un eficaz sistema de rastreo de contactos y unos confinamientos drásticos que han afectado a ciudades enteras de millones de habitantes durante varias semanas.
La gran "excepción" al cierre de fronteras ha ocurrido con motivo de los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín, que comenzaron este 4 de febrero, pero que se están realizando sin asistencia de espectadores y bajo un férreo sistema de control en el que los deportistas y todas las personas involucradas viven en burbujas aisladas, deben usar mascarillas permanentemente y son sometidas cada día a pruebas PCR de garganta profunda.
China no ha sido el único país en intentar aplicar una política de covid cero. Desde el inicio de la pandemia, otros países como Australia, Nueva Zelanda, Singapur y Corea del Sur, entre otros, aplicaron enfoques similares.
Sin embargo, tras el desarrollo de las vacunas contra la covid-19 y la aparición de variantes mucho más transmisibles como delta y ómicron, muchos de esos países comenzaron a modificar su estrategia hacia la idea de "aprender a vivir con el virus" más que apostar por su desaparición.
China no ha cambiado y algunos expertos consideran que se trata de un error.
En su reporte anual sobre los principales riesgos geopolíticos, la consultora Eurasia Group ubicó la política de covid cero de China como la principal amenaza global para 2022.