En 1981, un joven estadounidense llamado Bruce viajaba por el norte de Francia cuando una morena guapa llamada Sandra se subió a su tren, en París, y se sentó a su lado.
La conversación surgió con facilidad, y pronto estaban riendo y tomados de la mano.
Cuando llegaron al destino de Sandra, una estación en Bélgica, se besaron y, en un impulso, Bruce consideró saltar del tren con ella para ver a dónde lo llevaría la vida. En cambio, rápidamente escribió su nombre y la dirección de sus padres en un trozo de papel.
Casi tan pronto como las puertas se cerraron, Bruce se arrepintió de no haber seguido su instinto. Después de su regreso a Estados Unidos, recibió una carta de Sandra.
"Tal vez sea una locura, pero cuando pienso en ti, sonrío", decía, pero, misteriosamente, no contenía la dirección del remitente.
En las décadas posteriores a ese encuentro, Bruce nunca dejó de preguntarse qué podría haber pasado si se hubiera bajado del tren.
La anécdota es solo una de las 16.000 historias que el autor Daniel Pink recopiló en su World Regret Survey (Sondeo Mundial sobre el Arrepentimiento).
Analizando estos datos y basándose en los últimos experimentos científicos, Pink ha podido identificar cuatro tipos diferentes de arrepentimiento y los tipos de eventos que tienen más probabilidades de conducir a cada uno de ellos.
Esta investigación, descrita en el nuevo libro de Pink, El poder del arrepentimiento, nos ayuda a comprender el papel crucial que juega el arrepentimiento en nuestras vidas, desde ayudándonos a cultivar amistades y tomar decisiones responsables hasta sopesar riesgos.
También destaca qué tipo de arrepentimiento es más profundo y sugiere muchas formas de hacer las paces con nuestras propias decepciones y errores.
Al igual que muchas emociones negativas, el arrepentimiento a menudo se considera un sentimiento puramente indeseable, uno que debemos acallar siempre que sea posible.
Considera la canción más famosa de Edith Piaf, o los muchos otros artistas, desde Emmylou Harris hasta Robbie Williams, que han cantado sobre la filosofía de vivir "sin remordimientos".
Los psicólogos, sin embargo, han demostrado que puede ser una emoción eminentemente útil. "Creo que sería una muy, muy mala idea eliminar los arrepentimientos en tu vida", dice Aidan Feeney, profesor de psicología de la Universidad Queen's en Belfast, Irlanda del Norte.
"Es un mecanismo para aprender a mejorar tu toma de decisiones, una señal de que tal vez necesites repensar tu estrategia".
El arrepentimiento es una emoción compleja, ya que implica un pensamiento contrafáctico, señala. Requiere la capacidad de imaginar opciones alternativas para eventos que ya sucedieron y la capacidad de comparar y contrastar esos diferentes resultados para determinar cuál hubieras preferido.
Debido a esta complejidad, los niños pequeños suelen ser incapaces de sentir arrepentimiento y la emoción tiende a surgir alrededor de los seis o siete años.
La propia investigación de Feeney ha probado cómo la emoción es esencial para desarrollar una comprensión de la gratificación retrasada: nuestra capacidad de posponer una pequeña recompensa ahora para obtener una mayor recompensa después.